El conflicto colombiano es uno de
los más largos e intensos de la historia de América. Para investigadores y
estudiosos del tema, este conflicto tuvo sus inicios en el siglo XIX, con las
recurrentes guerras civiles que desangraron e impidieron el desarrollo del
país. Durante el siglo XX, diferentes olas de violencia que azotaron el país,
tales como la violencia bipartidista, la guerra de guerrillas, el
paramilitarismo, el narcotráfico, etc., poco a poco mostraron la degradación de
un conflicto cada vez más crudo.
Junto al conflicto
político-militar, otras situaciones desencadenan conflictos para los
colombianos: la pobreza que afecta a una gran cantidad de colombianos, la
discriminación y exclusión de grupos étnicos, los escenarios cotidianos de
intolerancia, abuso y maltrato, entre otras.
Los territorios de la violencia
De acuerdo con investigaciones
sociológicas, históricas y antropológicas, la violencia política en Colombia
tiene relaciones con el espacio geográfico, el desarrollo económico rural y la
presencia del Estado.
Lo anterior significa que la
violencia de una región es diferente a la de otras regiones; también, que la
violencia de la década de 1950 no es similar a la violencia de la década de
1990. Por otra parte, la violencia es diferente donde hay presencia del Estado
y donde no la hay.
Relaciones entre violencia y espacio geográfico
No olvidemos que la geografía
colombiana incluye tres cordilleras y dos valles interandinos, Magdalena y
Cauca, además de los Llanos Orientales y extensas sabanas en la costa Caribe.
Según esto, podemos diferenciar las siguientes dinámicas geográficas que
inciden de forma directa en el conflicto armado.
Dinámica macro-regional. Significa que los diferentes actores del
conflicto luchan por corredores geográficos a través de los cuales acceden a
recursos económicos o armamento, o por medio de los cuales pueden transitar con
facilidad desde zonas de refugio a zonas de conflicto. Los corredores que hacen
parte de la dinámica macro-regional y que se disputan los actores del conflicto
son:
Eje norte del país: incluye el departamento de Córdoba, la zona del
Urabá chocoano, Antioquia, el Magdalena medio (que comprende la zona sur de los
departamentos de Bolívar, Cesar y el Norte de Santander). Este corredor es
disputado por las guerrillas y los grupos paramilitares.
Eje sur-oriente: comprende el sector del piedemonte llanero en
estribaciones de la Cordillera Oriental y parte de los departamentos que
conforman la región Amazónica y la Orinoquia. Estas zonas fueron, hasta los
años noventa, del dominio de grupos guerrilleros; pero para aquel entonces se
dio la incursión de grupos paramilitares o de auto defensa. Hoy en día las
Fuerzas Armadas de Colombia han retornado el control de algunas zonas
estratégicas de este eje, como es el caso del Sumapaz y gran parte de los Llanos
Orientales.
Eje sur-occidente: abarca desde el Caquetá, sur del Huila y los
límites entre los departamentos del Tolima- Valle y Valle-norte del Cauca, para
desembocar en la costa Pacífica.
Dinámica nacional. La dinámica nacional del conflicto está
relacionada con la lucha contra la producción y el tráfico de estupefacientes.
Debemos tener en cuenta que esta política es apoyada por el gobierno de los
Estados Unidos con diferentes tipos de recursos: desde los económicos hasta los
militares y de infraestructura.
Dinámica mesoregional. Se refiere a conflictos por el control de
regiones con ciertas características económicas. Por ejemplo, zonas ricas en
recursos naturales o en expansión económica son motivo de disputa por su valor
estratégico por parte de los actores del conflicto, que ven estas como
oportunidades para obtener recursos por medio de la presión armada. Otro
ejemplo, son las zonas campesinas de colonización que están al margen de la dinámica
económica nacional. Un ejemplo de la dinámica mesoregional son conflictos de
zonas como las del Catatumbo, en Norte de Santander, Arauca y Casanare, donde
el petróleo atrae a guerrilla y paramilitares quienes presionan a los gobiernos
locales y la sociedad para derivar parte de las ganancias del crudo.
Muestra a los diferentes
conflictos al interior de las regiones, localidades, municipios, veredas o
corregimientos. Estos espacios micro están divididos en cabeceras urbanas
protegidas tanto por el ejército como por la policía y las zonas rurales, en
las cuales las guerrillas tienen algún control. También hacen parte de esta
dinámica del conflicto, los enfrentamientos entre regiones con tendencias
ideológicas diferentes. Las anteriores dinámicas geográficas del conflicto
tienen relación con la formación de los actores armados. Estudiemos e caso con
dos actores del conflicto:
Las guerrillas se formaron y
consolidaron en tres tipos de zonas, en las cuales aprovecharon circunstancias
que favorecieron su expansión:
- Zonas marginales de la geografía. Estas regiones cercanas a las
selvas están habitadas por campesinos colonos desplazados por la violencia de
los años 1950. En estas zonas el Estado tuvo poca o ninguna representación y
por consiguiente, no estaban articuladas con el mercado nacional o mundial.
-
Zonas en rápida expansión
económica y con poca presencia del Estado. Estas zonas se caracterizan
porque la riqueza que se produce no llega a los colonos y campesinos que las
habitan; además la ausencia del Estado hace que el referente de autoridad
recaiga en las jerarquías sociales.
- Zonas que perdieron la prosperidad. Fueron zonas en las cuales se
cultivaron productos, como el café, o se explotaron recursos como el oro. Pero,
una vez pasada la bonanza de dichos recursos, decayeron en lo económico y en lo
político.
· Los grupos paramilitares. Se formaron y consolidaron en regiones
cuya producción agropecuaria y recursos naturales eran altos, esto les permitió
articularse con los mercados nacionales e internacionales, ya que se
conformaron como organizaciones de autodefensa por parte de los hacendados para
librarse de la presión y extorsión guerrillera. Su principio fundamental es:
frenar la expansión guerrillera y penetrar en zonas controladas por la
subversión.
Violencia y desarrollo económico
La formación y consolidación de
guerrillas y paramilitares refleja el enfrentamiento entre dos concepciones de
desarrollo de la economía rural y por lo tanto la ocupación de regiones con
propósitos violentos. Así, por ejemplo, en regiones del sur y el occidente del
país, las cuales se encuentran habitadas por campesinos con economías de
subsistencia o colonos, confluyeron los cultivos de coca con la presencia de la
guerrilla. Pero a la vez, los paramilitares han hecho presencia en estas zonas
con el propósito de neutralizar la acción de las guerrillas. En el norte y
centro del país, la economía ganadera y los cultivos comerciales desplazaron la
economía de pequeños campesinos. En buena parte de estas regiones los
paramilitares tienen control territorial, por lo cual la guerrilla incursiona
en estas zonas para contrarrestar la acción paramilitar.
Relaciones entre violencia y presencia del Estado
La presencia del Estado está
relacionada con las dinámicas geográficas del conflicto, es decir, la presencia
del Estado es mayor o menor en las regiones del país de acuerdo con la
presencia de los actores violentos.
Por ejemplo, las zonas con
presencia paramilitar se caracterizan por la autonomía que gozan los poderes
locales, tales como los hacendados o los llamados "gamonales" En
estas regiones, las relaciones sociopolíticas de las élites con los campesinos
y colonos son verticales, es decir, no son equitativas ni justas: los
habitantes de las regiones no están integrados.
Por otra parte, las políticas
económicas de los gobiernos buscan integrar estas regiones a los mercados
nacionales e internacionales, aumentando, el control del Estado en dichas
zonas. Esta situación hace que los poderes locales y regionales, agrupados alrededor
de los llamados partidos tradicionales, manifiesten su oposición porque
expansión del Estado implica pérdida de poder, manifestado en una mayor
fiscalización de su poder como líderes políticos y comunitarios.
A diferencia de la situación
anterior, las guerrillas se formaron y consolidaron en regiones periféricas,
donde la presencia del Estado es débil o nula. En estas zonas la guerrilla
ejerce funciones de organización social e incluso política, las cuales respalda
con acciones militares. La debilidad de la presencia estatal está acompañada de
la inexistencia de líderes locales y
regionales de cierta trayectoria y poder. Estas zonas objetivo del ejército y
grupos paramilitares, en su afán de ganar o recuperar el control y confrontar
el poder de las guerrillas en estas regiones.
La construcción del Estado
La formación de los Estados es un
proceso lento de integración política, económica, social y cultural de las
regiones en una unidad. En Colombia este proceso se ha dificultado por
diferentes motivos. En el caso de la violencia política, la acción de actores
en conflicto y la falta de interés de los poderes locales, regionales y muchas
veces nacionales de apegarse a las directrices del Estado central contribuyen a
que el Estado sea débil en su gestión. De esta manera se consolidan en las
regiones poderes antes que, antes que buscar la unidad, deciden conservar sus
poderes regionales, favoreciendo con ello diferentes formas de conflicto.
Para los actores armados del
conflicto interno colombiano como las guerrillas y los grupos paramilitares,
narcotraficantes, etc., la presencia o ausencia del Estado en las diferentes
regiones les permite establecer relaciones de provecho con estas. Así por
ejemplo, algunas zonas sirven de refugio en tanto que otras proveen recursos.
Las zonas utilizadas como refugio
son diferentes según los actores armados: mientras que para los paramilitares
son las zonas con cierto desarrollo económico, para las guerrillas, son
aquellas regiones marginales en las cuales se formaron.
A su vez, las zonas con cierta
prosperidad económica significan para las guerrillas regiones donde encontrar
recursos, en tanto que los paramilitares tienden a expandirse hacia regiones
marginales, con el propósito de contrarrestar el poder de la guerrilla.
Clientelismo, caciquismo y movimientos cívicos
El final del siglo XX, fue
testigo de la pérdida de importancia de los partidos tradicionales y del auge
de movimientos políticos nuevos. Esto se dio debido a fenómenos como:
· El clientelismo político. Es un sistema extraoficial de
intercambio de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la
concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de
contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral.
· El caciquismo. Es una forma distorsionada de gobierno local en el
cual un líder político tiene un dominio total de una sociedad del ámbito rural
expresada como un clientelismo político. Los caciques pueden controlar el voto
de sus clientes por lo que pueden negociar con los políticos centrales y ser la
cara y base del partido. De esta forma se crean "democracias" que en
el papel funcionan pero que no son el gobierno del pueblo.
De esta forma, tanto el
clientelismo político como el caciquismo son fruto de los conflictos políticos
en Colombia, que emanan de la corrupción administrativa de un Estado.
El movimiento cívico popular
Los movimientos cívicos surgen
para dar respuesta a alguna injusticia, o al inconformismo de la ciudadanía
respecto a políticas que los afecta de forma negativa como miembros de un
Estado. En Colombia, las protestas cívicas fueron frecuentes durante la segunda
mitad del siglo XX. Ya que junto con el desarrollo económico, se fortaleció el
sector obrero, en las ciudades se formaron sectores populares que reclamaron
mejores condiciones vida (salud; educación, servicios públicos, etc.) y por
otra parte, los movimientos campesinos, indígenas y afrocolombianos demandaron
condiciones de igualdad.
El ascenso de los movimientos
cívicos en el panorama nacional, se observa en el aumento de paros civiles
realizados durante la segunda mitad del siglo XX. A diferencia de los 16 paros
cívicos que se realizaron durante el período de 1958 a 1966, entre 1971 y 1981
se realizaron l38, dos de los cuales fueron nacionales: los de 1977 y 1981. En
los siete años siguientes el número de manifestaciones cívicas se disparó:
entre 1982 y 1989 hubo más de 30 paros por año, 218 en total para el período.
Tal dimensión de los movimientos
cívicos llevó a pensar en un nuevo actor social al cual se denominó: sociedad
civil popular, cuyos temas de lucha son concretos y de la vida cotidiana: la
falta de los servicios públicos, las desigualdades sociales y los desequilibrios
regionales, las consecuencias del crecimiento de las ciudades, el recorte de
las políticas sociales, las violaciones de los derechos humanos, entre otros.
Sin embargo, durante la década de
los años noventa los movimientos cívicos decayeron por .muchas circunstancias.
Entre ellas mencionamos dos: la persecución a la que fueron sometidos por
fuerzas de ultraderecha financiadas por el narcotráfico y sectores de la
sociedad; así como por la influencia de las guerrillas que en lugar de
consolidarlos, los sumió en divisiones, discusiones ideológicas y falta de
proyección política.
Actores de la violencia
Organizaciones internacionales
como Amnistía Internacional y la Cruz Roja Internacional reconocen que el
conflicto armado colombiano es uno de los más complejos en todo el mundo. Las
causas, consecuencias y actores proponen un reto en la búsqueda de soluciones.
Actores del conflicto
El conflicto colombiano tiene
múltiples actores, los cuales se forman por alianzas que hacen diferentes
sectores de la economía, la política o la sociedad para enfrentar a otros
sectores. Por ejemplo, durante la violencia de los años 1950, las alianzas
entre líderes de los partidos tradicionales con sectores de la población y la
Iglesia católica configuraron un bando que se armó para combatir a otro que
consideraban contrario a sus ideas.
Los actores del conflicto armado
son los siguientes:
· El Estado: que busca el orden público y el respeto de su soberanía,
deposita estas tareas en sus fuerzas militares y policiales, quienes en ciertas
acciones, terminan por afectar a la población civil.
· La guerrilla: que busca la toma del poder a través de las armas,
pero, acciones como la incursión armada a poblaciones, la práctica del
secuestro y su unión a! narcotráfico, la convierten en un actor delincuencial.
· Los paramilitares: aunque se han sometido a un proceso de
desmovilización, es innegable que el accionar de grupos emergentes asociados al
narcotráfico, es una consecuencia de un proceso que no llenó las expectativas
de muchos de los ex militantes de las AUC.
· El narcotráfico: desde sus orígenes en la década de los sesenta es
innegable su impacto en el conflicto armado colombiano. El narcotráfico se
encarga de financiar tanto grupos de guerrilla corno de paramilitares que les
permita mantener el negocio del tráfico de drogas.
Contextos del conflicto
En el caso de Colombia, los
conflictos se forman y expresan a favor o en contra del Estado, las religiones,
la propiedad privada, la nacionalidad o la territorialidad. También configuran
contextos de conflicto interno en Colombia: el género, la etnia o intereses
colectivos que luchan contra administraciones locales. Tal es el caso de los
conflictos por la defensa del ambiente en contra de la explotación minera.
Clases de conflictos
El conflicto interno en Colombia
no es tan solo de carácter bélico. Problemas como la desigualdad social, la
exclusión o la intolerancia, plantean conflictos ad intra de otros sectores del
país. Veamos.
· Conflictos clasistas. Son aquellos que se presentan porque sectores
con poder político y económico quieren hacer prevalecer sus privilegios frente
a los reclamos de otros sectores con menos poder.
· Conflicto obrero-sindical. Hoy en día el movimiento obrero-sindical
en el país se caracteriza por una precaria tasa de sindicalización debido a la
alta informalidad y a los tipos de contratación de las empresas.
El movimiento guerrillero
El movimiento guerrillero
colombiano es el más antiguo del mundo. Durante su largo tiempo de vida ha
cambiado de rumbos, lo cual quiere decir que las guerrillas de los años 1960,
aunque dieron origen a organizaciones como las Farc y Eln, son diferentes a
estas, y que cada una, en su tiempo, obedece a condiciones sociales, políticas
y económicas diferentes.
La confrontación bipartidista
Durante el siglo XX, los dos
partidos tradicionales colombianos se turnaron la dirección del país por largos
períodos de tiempo. El partido conservador estuvo en el poder entre 1886 y
1930, período que se denomina Hegemonía conservadora. En tanto, el partido
liberal gobernó entre 1930-1946; este período es conocido como la República
Liberal.
Es importante tener en cuenta que
durante la primera mitad del siglo XX, el peso del presidente de la república
era considerable. Es decir, quien ganaba las elecciones dominaba el escenario
político nacional, departamental y municipal. De acuerdo con la filiación
política del presidente, se nombraban gobernadores, alcaldes, maestros,
médicos, etc., en otras palabras los empleos públicos dependían de la línea
política del presidente.
Por otro lado, buena parte de las
relaciones sociales y culturales estaban orientadas por el ambiente y el color
político. Esto quiere decir que pertenecer a un partido u otro podía dar lugar
a ciertos conflictos, porque, entre otras circunstancias, algunos líderes de
los partidos políticos, a través de los medios de comunicación y de la plaza
pública, fomentaban la idea de que los seguidores del otro partido eran
enemigos.
Por supuesto que detrás de estas
posiciones existían intereses políticos y económicos que simpatizantes de uno y
otro partido buscaban defender. Adicionalmente, no debemos descartar la
existencia de intereses internacionales en dicha diferenciación política tan
acérrima.
Durante la primera mitad del
siglo XX, los conflictos entre los seguidores de los dos partidos eran
frecuentes; sin embargo, se incrementaron para las elecciones presidenciales de
1946, durante las cuales se presentaron numerosos casos de asesinatos de
liberales y conservadores. Por ejemplo, durante esta época fue asesinado el
líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, hecho nefasto de la intolerancia política
que se estaba viviendo en aquellos momentos.
El único medio de defensa que
muchos campesinos liberales encontraron para contrarrestar el ataque
conservador fue conformar grupos de insurgencia, que florecieron como
autodefensas campesinas.
A pesar de todo, la situación de
violencia empeoró durante los años siguientes, de modo especial durante el
gobierno de Laureano Gómez (1950-1953). Los constantes enfrentamiento s entre
miembros de uno y otro partido, las masacres, la sevicia y la crueldad con la
cual se asesinaba, fueron algunas de las circunstancias que dieron lugar al
golpe militar del general Gustavo Rojas Pinilla en 1953.
El gobierno de Rojas, que fue
apoyado por los principales líderes de los partidos tradicionales, adelantó
negociaciones de paz con las guerrillas liberales surgidas a causa de la
represión conservadora.
Origen de las guerrillas
En 1954 la credibilidad en el
gobierno de Rojas empezó a decaer, a causa de su censura a la labor de la
prensa, al incremento de las protestas estudiantiles, a la desconfianza de muchos
grupos armados en acogerse al proceso de paz y a la decisión de la clase
política del país de no permitir la prolongación de su mandato. En este
contexto, los representantes de los partidos tradicionales decidieron ponerse
de acuerdo en un sistema de gobierno que recibió el nombre de Frente Nacional.
Este consistió en un acuerdo entre los partidos conservador y liberal para
turnarse en el poder durante 16 años, entre 1958 y 1974. Con esta fórmula
esperaban calmar los ánimos y frenar la violencia en el país.
Sin embargo, el Frente Nacional
marginó aquellas formas de organización política que no estuvieran plegadas a
alguno de los partidos tradicionales. Esta situación, finalmente, contribuyó a
que surgieran movimientos insurgentes formados por grupos que, al verse
privados de una equitativa oportunidad de participación política, vieron la vía
armada como el único modo de optar por el poder. Por esto, durante el Frente
Nacional se formaron diversas guerrillas que desde entonces entraron a formar
parte de la realidad nacional. Veamos a continuación algunas de las más
representativas.
· Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc. Esta guerrilla
se formó en 1964 como respuesta a la persecución de los gobiernos del Frente
Nacional contra grupos de campesinos que se organizaron para defender sus
tierras en las llamadas "repúblicas independientes". En un primer
momento los campesinos se armaron en grupos de autodefensas, lideradas por el
partido Comunista. Posteriormente, durante los años 1970, consolidaron un
movimiento guerrillero que contaba con una propuesta política que buscaba,
entre otras cosas, la toma del poder a través de la lucha armada.
· Ejército de Liberación Nacional, Eln. Este movimiento surgió en
1965 en el departamento de Santander como respuesta a los cambios políticos
implantados por el Frente Nacional. Los fundadores de esta guerrilla fueron
intelectuales de clase media. Algunos eran miembros del Movimiento
Revolucionario Liberal, MRL, que lideró Alfonso López Michelsen a finales de
los años cincuenta, como respuesta al gobierno. Una fracción del ELN denominada
Corriente de Renovación Socialista, firmó en 1994, en el gobierno de César
Gaviria Trujillo, un acuerdo de desmovilización.
· Ejército Popular de Liberación, Epl. Este grupo guerrillero se
fundó en 1968 en el occidente de la costa Caribe, en una zona donde compañías
extranjeras dedicadas a la exportación de frutas, asentadas desde los años
1920, habían creado un fuerte conflicto social, de manera especial en la zona
bananera de Urabá. Durante 1991, buena parte de esta guerrilla firmó con el
gobierno de César Gaviria un acuerdo de paz. Los desmovilizados conformaron un
movimiento político denominado Esperanza, Paz y Libertad, EPL.
· Movimiento 19 de abril, M-19. El M-19 surgió el19 de abril de
1970, fecha de las elecciones presidenciales para el período de 1970 a 1974.
Para estas elecciones el candidato del Frente Nacional fue el conservador
Misael Pastrana Borrero y el de la Alianza Nacional Popular, ANAPO, fue Gustavo
Rojas Pinilla. En esta contienda electoral el ganador fue Misael Pastrana
Borrero. Muchos alegaron fraude electoral y, ante la ratificación del triunfo y
la proclamación de Pastrana Borrero como vencedor por parte de la Corte
Electoral, muchos inconformes con la elección decidieron fundar el M-19. La
guerrilla del M-19 firmó un tratado de paz en 1990 durante el gobierno de
Virgilio Barco y constituyó el movimiento político Alianza Democrática M-19.
El movimiento paramilitar
El movimiento paramilitar,
entendido como un movimiento de ultraderecha, se formó y consolidó para
defender los intereses particulares de sectores del agro con poder económico y
político. De este modo el accionar de los Grupos paramilitares se ha enfocado
en luchar en contra de grupos de izquierda, entendidos como movimientos
sindicalistas, campesinos o guerrilleros, que buscan, entre otras cosas,
transformar las maquinarias tradicionales del poder y de la economía en un
país, ya sea por medio de la manifestación y la protesta social, como los
sindicatos y movimientos campesinos, o por medio de la lucha armada, como las
guerrillas. En la actualidad existen dos modalidades de paramilitarismo:
· Organizaciones de vigilancia. Estos grupos están al servicio de
terratenientes particulares y brindan seguridad en haciendas y regiones
determinadas.
·
Organizaciones armadas. Son
ejércitos que tienen cobertura regional o nacional y cuentan con un mando
central que traza directrices políticas y militares.
Con el transcurso del tiempo, el
paramilitarismo, igual que la guerrilla, se alió con grupos de narcotraficantes
para prestarles servicios de seguridad y control de zonas de cultivos ilícitos.
Origen del paramilitarismo
El origen del paramilitarismo se
remonta a los años 1960, período durante el cual el mundo se encontraba en la
Guerra Fría, es decir, la rivalidad entre Estados Unidos y la ex Unión
Soviética por el control de determinadas regiones consideradas estratégicas.
Las dos superpotencias fomentaron guerras de baja intensidad, las cuales
enfrentaban a guerrillas comunistas y movimientos insurgentes contra gobiernos
o dictaduras patrocinados por los Estados Unidos.
En este contexto, la lucha
contrainsurgente adoptó diferentes estrategias, producto de la experiencia de
Francia en su guerra contra los insurgentes de Indochina y del Norte de África;
así como de Inglaterra contra los movimientos de independencia en Malasia, a la
cual se sumaron las guerras que impulsó Estados Unidos contra los insurgentes
de Filipinas, Corea e Indochina. Estas experiencias mostraron que era
productivo para la lucha contrainsurgente organizar fuerzas auxiliares locales,
las cuales entrenaban para que cumplieran diferentes funciones, entre otras, el
asesinato selectivo de líderes populares que apoyaban a las guerrillas.
En el caso colombiano, algunos
historiadores consideran como paramilitares a los grupos conservadores
chulavitas del norte de Boyacá y a los pájaros del Valle de los años cincuenta,
quienes eran grupos armados auspiciados por el gobierno que cumplían funciones
militares sin estar circunscritos a las fuerzas militares del Estado.
Por esto, afirman que no es
cierto que el paramilitarismo surgió contra los abusos de la guerrilla, sino
que la guerrilla surgió para defenderse de estas fuerzas de ultraderecha.
Podemos resumir la formación y consolidación del paramilitarismo en Colombia en
las siguientes fases:
Formación. Durante la década de 1970 y en el contexto de las
guerras de baja intensidad, grupos de hacendados, terratenientes, pequeños
industriales, políticos y militares decidieron organizar, financiar e impulsar
grupos armados para enfrentar a las guerrillas comunistas. Como consecuencia,
surgieron grupos armados alternos a la fuerza pública en diferentes regiones
del país.
Unión. En abril de 1997, dada la proliferación de tropas de
autodefensa en el país, así como de grupos de seguridad privada llamados
"Convivir", los diferentes grupos de paramilitares decidieron
conformar una sola organización armada, contrainsurgente y de extrema derecha,
que fue denominada Autodefensas Unidas de Colombia, AUC.
Expansión de las AUC. Entre 1997 y 2006, las AUC sembraron el
terror en muchas regiones del país donde "con lista en mano”: ajusticiaban
a cualquier persona sospechosa de apoyar a la guerrilla. Perpetraron más de
3.500 masacres, forzaron a comunidades campesinas a salir de sus tierras y se
apropiaron, por medios coercitivos, de más de seis millones de hectáreas de
tierra, sin mencionar las desapariciones forzadas y secuestros.
Desmovilización de las AUC. En el año 2003 las AUC iniciaron un
proceso de paz con el gobierno nacional, que permitió que más de 30 mil hombres
entregaran sus armas y se reinsertaran a la sociedad. Más adelante, el Congreso
colombiano aprobó la Ley de Justicia y Paz, Ley 975 de 2005, que sirvió como
marco jurídico para el proceso de paz y desmovilización de estos grupos.
Sin embargo, investigaciones de
organismos del Estado y de los medios de comunicación denunciaron que los
paramilitares seguían delinquiendo desde la cárcel, razón por la cual sus
principales líderes fueron extraditados a Estados Unidos en mayo de 2008.
La estrategia paramilitar
Los paramilitares, en su accionar
bélico, han utilizado tres modelos de acción:
Intimidación de la población. Por
medio de amenazas, asesinatos y masacres, aterrorizaron a diferentes poblaciones
y pusieron a sus habitantes en la disyuntiva de integrarse a las AUC, irse de
la región o morir.
Conformación de una estructura
permanente. Para conformar estructuras estables, establecieron redes con
narcotraficantes, esmeralderos, terratenientes, ganaderos y multinacionales con
el fin de adquirir armamento, entrenamiento, así como la financiación de sus
acciones militares.
Contratación de mercenarios. Con
el propósito de encubrir sus acciones y dificultar las investigaciones en su
contra, contrataron asesinos entrenados para que realizaran ejecuciones
extrajudiciales, torturas y desapariciones.
Consecuencias actuales del paramilitarismo
La influencia de las AUC en la
política. Durante el año 2006, los medios de comunicación dieron a conocer
diferentes documentos que involucraban a políticos con las autodefensas. Según
estos documentos, varios políticos y funcionarios públicos se unieron al
paramilitarismo con el fin de elegir senadores, alcaldes y gobernadores que
favorecieran a este movimiento. Estos funcionarios y políticos trasladaron
grandes cantidades de recursos públicos a las arcas de estas fuerzas
irregulares, apoyaron masacres y desplazamientos forzados, entre otras
acciones. A finales de 2006, se descubrió un documento, conocido como "el
Pacto de Ralíto”, en el cual se establecía un acuerdo entre políticos
(congresistas, gobernadores, alcaldes) y comandantes de las AUC,
comprometiéndose a "re fundar la patria': Todos estos hechos recibieron el
nombre de parapolítica.
Grupos emergentes. Algunos
desmovilizados de las AUC organizaron grupos financiados por el narcotráfico y
son responsables, actualmente, de delitos como el tráfico de drogas, extorsión,
robo, secuestro y masacres.
El conflicto campesino
El movimiento campesino busca
ante todo la inclusión de políticas estatales que ayuden al desarrollo
sostenible del agro. Este movimiento ha ido evolucionando a través del tiempo:
durante las décadas de 1970 y 1980 la actividad de la Asociación Nacional de
Usuarios Campesinos fue intensa. Sus miembros promovieron marchas y
movilizaciones que cubrieron buena parte del país. Sin embargo, la dinámica del
conflicto armado y la inserción del campo en las políticas de apertura hicieron
que los campesinos colombianos se enfrentaran a los desplazamientos masivos a
las metrópolis, a regiones de colonización, o a los actores armados.
Uno de los actores sociales más
importantes en el movimiento campesino son las organizaciones indígenas de
nuestro país. Los indígenas, ligados a la tierra desde época ancestrales, aún
luchan por la preservación de sus territorios, ya que representan la base y
esencia de su condición étnica. Desde comienzos del siglo XX, las luchas
campesinas fueron lideradas por personajes como Manuel Quintín Lame y Eutiquio
Timote, quienes movilizaron a gran parte de la población indígena y campesina
para recuperar sus tierras y evitar el pago del terraje, término con el que se
conocía la renta que debían pagar los indígenas a los grandes terratenientes
por labrar sus tierras.
En los años setenta, el
movimiento indígena se asoció con las luchas de la ANUC, quienes propendieron
por una reforma agraria. De estas luchas, los indígenas lograron la
recuperación de sus antiguos resguardos y la implantación de la figura del
cabildo, forma tradicional de organización administrativa de las comunidades
indígenas. Con estos avances, el movimiento indígena se independizó, sin
alejarse del todo, de las luchas campesinas por la tierra. En la actualidad,
los movimientos indígenas y campesinos aún luchan por su derecho a la tierra,
esta vez bajo el contexto de la lucha armada de los grupos ilegales y la
irrupción del narcotráfico como un nuevo actor en la disputa por la tierra.
Narcotráfico y conflicto
El narcotráfico es una industria
ilegal mundial que consiste en el cultivo, manufactura, distribución y venta de
drogas alucinógenas. La influencia del narcotráfico en la situación de
violencia en Colombia es innegable. Desde su nacimiento, hacia 1960, con los
diferentes carteles del narcotráfico (cartel de Medellín, cartel de Cali,
cartel del norte del Valle y el cartel de la Costa) el tráfico de
estupefacientes ha invadido todos los ambientes de la sociedad colombiana. El
narcotráfico incidió en la distribución de la propiedad rural, en los rumbos y
profundización de la violencia, en la transformación de valores tradicionales,
en la conformación de élites regionales, en la integración de las clases
sociales, en diferentes actividades económicas. También, permeó instituciones
del Estado y jugó un papel determinante en la expansión y en las acciones de
las guerrillas y los grupos paramilitares.
Así mismo el fenómeno del
narcotráfico impulsó un factor que genera diferentes tipos de violencia en el
país: la corrupción, que es una práctica habitual de los políticos y que
consiste en el mal uso público (gubernamental) del poder para conseguir una
ventaja ilegítima, generalmente secreta y privada. Además, el narcotráfico pone
a Colombia en los planes de Estados Unidos, que aporta recursos para combatido.
Con ello, a los conflictos nacionales se suma uno internacional: la
intervención de un país extranjero en los problemas internos de otra nación.
Algunos científicos sociales consideran que el narcotráfico afectó tanto la
vida institucional del país, que cuestionó la existencia de Colombia como
democracia. Por esta razón durante algunos años, los gobiernos invirtieron
grandes recursos para recuperar la imagen del país en el exterior.
Otro conflicto: los cultivos ilícitos
Durante la década de los noventa,
Colombia presenció un incremento notable de los cultivos ilícitos, asociado al
auge del consumo, a las dinámicas propias del conflicto armado ya la
disminución de la producción de estos cultivos en países como Bolivia y Perú,
involucrados también en la lucha contra el narcotráfico. La expansión de
cultivos en nuestro país ha afectado enormemente la cobertura vegetal de los
bosques, la producción de alimentos en las zonas afectadas y ha propiciado
problemas económicos y sociales a los sectores campesinos que se dedican a esta
actividad.
La siembra de cultivos ilícitos
es uno de los puntos de conflicto entre sectores campesinos y el Estado. El
conflicto radica en que el Estado busca la erradicación de estos cultivos de
diferentes maneras. Una de ellas es la penalización de esta actividad, contra
la cual los campesinos han organizado movilizaciones y marchas. Otra manera es
el ofrecimiento de sustitución de cultivos mediante políticas que incluyen: la
titulación de tierras, financiación de la producción y comercialización de los
nuevos productos, así como garantías de mejorar o construir vías de
comunicación.
Dentro de los múltiples factores
que impulsan a los grupos campesinos a cultivar drogas ilegales tenemos: la
expropiación de tierras impulsada por terratenientes y narcotraficantes
apoyados por grupos de paramilitares o guerrilleros, la falta de acceso a los
recursos productivos y la falta de participación del sector campesino en la
economía nacional.
Algunos ejemplos de la
problemática social que han generado los cultivos ilícitos en nuestro país se
presenciaron en 1996 con las marchas cocaleras en los departamentos de Caquetá
y Putumayo. Durante el año 2006, también se presentaron marchas de campesinos
cocaleros quienes se manifestaban en contra de la política de fumigaciones
liderada por el gobierno colombiano en colaboración con el de Estados Unidos.
Sin embargo, muchos analistas consideran que mientras persistan los problemas
sociales ligados al campo, y la incesante demanda de narcóticos en los países desarrollados,
el problema de los cultivos ilícito s seguirá latente.
Estrategias contra el narcotráfico
Frente al problema del
narcotráfico, el gobierno colombiano ha reclamado la participación de todos los
países implicados: de los países productores y de los países consumidores. Por
tal razón, desde los años noventa, distintos gobiernos han aplicado estrategias
para contrarrestar el problema del narcotráfico, estrategias que involucran a
otros gobiernos, principalmente al del país con las mayores tasas de consumo de
drogas en el mundo: los Estados Unidos.
En el gobierno de Andrés
Pastrana, el congreso de los Estados Unidos aprobó una ayuda de 1.300 millones
de dólares para la lucha contra el narcotráfico, en lo que se denominó el Plan
Colombia. Durante la misma época, apareció la Lista Clinton, un listado
elaborado por el Departamento de Estado de este país, en la que se encontraban
nombres de empresas, organizaciones o personas involucradas con el narcotráfico
y que debían ser perseguidas. A esto se sumó un programa de colaboración
militar para controlar el espacio aéreo y marítimo colombiano con el fin de
atacar las rutas de los narcotraficantes. El último acto de esta colaboración
fue el acuerdo militar entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos para
que este país utilice bases militares colombianas para el tránsito de soldados
estadounidenses y para modernizar los equipos técnicos utilizados para la lucha
contra el narcotráfico.
Avances en la solución del conflicto
A pesar de que la intensidad del
conflicto interno, en la actualidad, los colombianos podemos participar en su
solución. En efecto, tenemos a la mano herramientas que nos permiten hacerlo.
Una de ellas es conocer y saber sobre dicho conflicto; otra, discutir las
soluciones que se han intentado y planteado en torno a él. Veamos.
Movimientos políticos alternativos
Durante las últimas dos décadas
las negociaciones del gobierno nacional con los grupos guerrilleros han
mostrado algunos logros. Por ejemplo, las negociaciones con el M-19, con
Ejército de Liberación Popular, Epl, y con la corriente de Renovación Socialista
del Eln, permitieron que muchos de los combatientes de estos grupos se
reinsertarán en la sociedad, en varios casos con aportes significativos de
algunos de ellos. Tal sucedió con la Alianza Democrática M-19 algunos de cuyos
miembros fueron elegidos para la Asamblea Nacional Constituyente, escenario en
el que aportaron en la redacción de la Constitución Política de 1991.
En época más reciente, el Polo
Democrático Alternativo, en el cual participan muchos miembros del antiguo M
-19, han logrado conquistar alcaldías y gobernaciones, así como elegir una
buena cuota de representantes a la Cámara y senadores. Todo ello hecho en el
marco de la democracia.
Los procesos de paz
Las negociaciones que el gobierno
ha adelantado con las guerrillas de las Farc y del Eln han debido pasar por una
gran cantidad de dificultades, pero un aspecto que se debe destacar es que la
sociedad civil se ha preocupado y
también se ha involucrado para que el Estado y los movimientos guerrilleros
lleguen a acuerdos de paz, que los cumplan y aporten así al bien común. Sin
embargo, hay que destacar que existe también una parte de la sociedad
colombiana que ve en la solución militar al conflicto la única salida viable.
Las negociaciones con los grupos
paramilitares han tenido puntos a favor y en contra. Aunque se logró su
desmovilización, esta no se tradujo en compromisos efectivos por parte de los
líderes y combatientes de estas organizaciones. Razón que impulsó la
extradición de los principales líderes. Por otra parte, la reparación económica
y moral de las víctimas no ha dado los frutos esperados, herramientas como la
Ley de justicia y paz aún tienen que ser más depuradas.
Las soluciones que han planteado
los diferentes gobiernos han pasado de las excesivas concesiones, como por
ejemplo facilitación del diálogo, zona de despeje, etc., a la intensificación
de la actividad militar. En los últimos tiempos, los golpes militares
propinados a la guerrilla han limitado su accionar bélico y al parecer se ha
reducido su capacidad de acción. A pesar de esto los analistas ven aún distante
el fin del conflicto.
Mejoramiento del entorno social
Este es el factor más importante
a la hora de afrontar soluciones al conflicto interno de nuestro país. Año tras
año, se presentan cifras que denotan un mejoramiento en algunos indicadores
económicos y sociales. Sin embargo, más del cincuenta por ciento de la
población colombiana sigue padeciendo de pobreza, el desempleo supera el l l %
Y los índices de desigualdad se incrementan cada día. A esto se suma el alto
nivel de corrupción en las entidades administrativas del Estado y diversos
problemas políticos que no permiten generar soluciones eficaces a los problemas
sociales. Algunos de los problemas que más aquejan a los colombianos y que
deben ser atendidos con urgencia son:
Vivienda. El Estado deberá ofrecer soluciones de vivienda para la
población necesitada. Para ello, deberá reducir los precios y garantizar que
las constructoras entreguen planeaciones óptimas y con buenos diseños, para que
los colombianos puedan acceder a una vivienda digna. Con ello, además de
satisfacer las necesidades básicas de vivienda se pone fin a posibles fraudes y
polémicas que se presentan en el sector de la construcción. Un ejemplo de esto
se presenta en la capital del país, pues según cifras de la Alcaldía Mayor de
Bogotá, entre los años 2008 y 2009 se construyeron 25.000 soluciones de
vivienda, cifra que fue controvertida por algunos concejales quienes
argumentaron que este dato no era correcto. Adicional a ello, reportaron casos
de estafa y fraude por parte de algunas constructoras, las cuales además de
engañar a varios interesados en comprar vivienda, entregaron construcciones en
condiciones deplorables. De otra parte, es preciso tener en cuenta que la
construcción de viviendas también se rige por los ciclos económicos de manera
que en épocas de recesión, la construcción de viviendas baja, mientras que en
épocas de auge económico se incrementa.
Educación. Durante los últimos años, el país ha presenciado serios
problemas con respecto a la educación pública. Aunque los índices de cobertura
se han incrementado y los colegios públicos se han dotado de instalaciones
modernas, lamentablemente las tasas de deserción escolar se han elevado. Desde
luego que dicha deserción escolar está ligada a dos aspectos: a los problemas
económicos que afectan a la familia, y a la pérdida de interés por parte de los
estudiantes. e otra parte, la crisis financiera de las universidades públicas
toca fondo y no se prevén soluciones prontas para tal situación, y aunque el
Estado ha dispuesto sumas de dinero para las universidades públicas' el monto
no ha alcanzado para satisfacer las necesidades. Es preciso tener en cuenta que
con el cierre de las universidades públicas se verían afectados más de 750.000
estudiantes, que representan casi el 54% del total de estudiantes matriculados
durante el año 2008.
Los procesos de paz. Tras el fracaso de las zonas de despeje, se
han buscado alternativas para generar espacios de conversación entre el
gobierno y los grupos al margen de la ley. Para tal fin, ha sido de vital
importancia la intervención de la comunidad internacional, como veedurías de
las Naciones Unidas u otras organizaciones. Procesos como acuerdos
humanitarios, cese de hostilidades y negociaciones deben plantearse entre los
bandos enfrentados como alternativas para solucionar esta problemática que
afecta a los colombianos.
Derechos Humanos y conflicto interno
El tema de los derechos humanos
en Colombia está relacionado con los diferentes conflictos que afligen al país,
pero especialmente con el que involucra la confrontación bélica entre
guerrillas, paramilitares y fuerzas armadas. La gravedad de la violación
constante a los derechos humanos y del Protocolo II de Ginebra, que se
construyó para proteger a la población civil y para limitar el uso de la fuerza
en los conflictos internos, es signo de la degradación del conflicto interno
colombiano. Esta situación es tan preocupante que organismos internacionales
como la ONU, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía
Internacional, etc. han llamado la atención a los diferentes actores en
conflicto para que respeten los derechos humanos. El no respeto a los derechos
humanos puede desembocar en otros conflictos como los conflictos étnicos, que
responden a un ambiente de irrespeto al derecho de la diversidad.
Los conflictos étnicos
El movimiento indígena. Los
indígenas tienen una larga trayectoria en sus luchas por recuperar y fortalecer
la identidad, así como por conservar sus tierras y los recursos que garanticen
su subsistencia. Las luchas indígenas difieren según la región y el grupo
indígena involucrado. Por ejemplo, los indígenas del Cauca han recurrido a la
recuperación de tierras mediante la invasión de territorios y a la organización
guerrillera. Los pueblos del norte del país (arhuacos, koguis y arsarios)
defienden su identidad y tierras a través de movilizaciones sociales y
culturales que buscan rescatar su identidad.
En casi todas regiones donde hay
presencia de comunidades indígenas, estas se ven involucradas en el conflicto
entre fuerzas armadas, guerrillas y paramilitares; ya que son víctimas
constantes del desplazamiento forzado, el reclutamiento forzoso y la
desprotección del Estado. Un ejemplo de ellos son los zenúes de Córdoba,
quienes padecen constantes abusos por parte de los actores del conflicto
armado.
Por su parte los pueblos de la
Amazonia y la Orinoquia se enfrentan a los procesos de expansión de la frontera
agrícola, que incluye siembra de cultivos ilícitos, con lo cual se ven
involucrados en procesos de modernización, como el uso del dinero, que afectan sus
patrones de organización social. El movimiento afrocolombiano. Los
afrocolombianos enfrentan, diferentes conflictos, que los afecta directamente
como un grupo étnico colombiano. Veamos.
- Los conflictos cotidianos. La discriminación y exclusión racial a
los que los someten ciertos sectores sociales.
- La pobreza. La mayoría de los afrocolombianos se ubican en el
rango de población pobre, lo cual implica mayor discriminación y exclusión
social. Éstas se pueden observar en los cinturones de miseria en ciudades como
Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Medellín y Cali.
- Corrupción y clientelismo. Muchos de los líderes políticos
afrocolombianos han seguido los patrones tradicionales de hacer política, en
los que la corrupción y el clientelismo marcan la pauta de los gobiernos
locales. Por tal razón, departamentos como el Chocó, se cuentan entre los más
pobres y corruptos del país.
- Pérdida de tierras. Las comunidades afrocolombianas pierden sus
tierras por la acción de paramilitares, guerrilleros, terratenientes y
compañías que explotan en sus regiones recursos naturales (metales preciosos y
madera).
La mujer y el conflicto
La lucha de las mujeres por
hallar cada día mayor reconocimiento en los diversos aspectos de lo social ha
pasado por múltiples etapas, en las cuales han tenido que afrontar el rechazo
de sectores tradicionalistas y machistas de la sociedad. Durante la década de
los cuarenta, las mujeres lucharon por sus derechos políticos, especialmente el
derecho al voto. Más adelante, entre 1970 y 1980, se centraron en demandar la
igualdad de ingresos y oportunidades laborales.
El desarrollo económico del país
les permitió a las mujeres mejorar su nivel educativo y entrar al mercado
laboral en diferentes sectores. Pero estos cambios también aumentaron la brecha
cultural y socio económica con las mujeres de los sectores bajos, quienes
siguieron siendo discriminadas y excluidas en lo social y en lo cultural.
De otra parte, durante la última
década del siglo XX, las mujeres impulsaron reivindicaciones de corte cultural,
por ejemplo, el derecho a la sexualidad, al manejo libre y autónomo del cuerpo
manifestado en la decisión de abortar o no abortar su embarazo en casos
especiales, etc. Estos derechos chocan con visiones culturales patriarcales,
machistas y religiosas que descalifican a las mujeres, tachándolas con
adjetivos moralistas.
Un frente en el cual la mujer se
ha destacado es la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la
violencia. Son innumerables los casos de esposas, hijas, hermanas y madres que
han sufrido la desaparición, el asesinato, el secuestro, la violación de un ser
querido. Por tal razón, han ido surgiendo en el país organizaciones de mujeres
que defienden los derechos humanos, y que, en repetidas ocasiones, se han
enfrentado a los grupos armados y al Estado utilizando medios pacíficos, tales
como las marchas multitudinarias.
Por último, el conflicto también
toca los hogares de las mujeres. Allí son objeto de homicidios, abandonos,
maltrato físico y verbal que se suman a la violencia social. Las mujeres han
afrontado este conflicto construyendo una conciencia social con la cual
intentan frenar la violencia intrafamiliar.
Jóvenes, conflicto e identidad
Las generaciones de la segunda
mitad del siglo XX vivieron su juventud cuando surgieron los movimientos
guerrilleros, los cuales despertaron simpatías entre varios grupos de jóvenes
por los objetivos de su lucha.
A diferencia de aquella
generación, las generaciones del siglo XXI buscan su identidad por diferentes
medios. Los más sobresalientes son la apropiación de ritmos alternativos (funk,
rap, ska, reggae, etc.) o estilos de vida asociados con las denominadas culturas
urbanas (punk, Emo, góticos, etc.) que utilizan para expresar sus inquietudes
sociales, políticas, culturales y religiosas. Desafortunadamente los jóvenes
pertenecientes a estas tribus urbanas son juzgados y asociados erróneamente con
grupos delincuenciales.
A pesar de ello, los jóvenes no
son ajenos al conflicto del país. Entre ellos está el mayor número de víctimas
de la violencia que vive Colombia, y algunos de ellos, hacen parte de las
Fuerzas Armadas. Otros, por el contrario, ingresan por presión a las filas de
la guerrilla o los paramilitares. Esta situación se da allí donde la sociedad
colombiana no posee oportunidades laborales y educativas óptimas para el
desarrollo y bienestar de los jóvenes.
Ushh Me Sirvió Para La Recuperación De Hoy La Bna
ResponderEliminarToma Tu Like (y)
Ushh Me Sirvió Para La Recuperación De Hoy La Bna
ResponderEliminarToma Tu Like (y)
muy bueno
ResponderEliminarnooo chai
ResponderEliminarSuper bueno me ayudó mucho
ResponderEliminarLuce muy interesante
ResponderEliminarLuce muy interesante
ResponderEliminarExcelente, nos sirvió para nuestra consulta
ResponderEliminargracias me salvaron el año con ese mapa conceptual
ResponderEliminarmi profesor de sociales saco toda la información de acá y nos dejo un taller re largo, que fastidio JAJAJAJA y yo apenas vi pensé que el taller estaba acá resuelto y no. :(
ResponderEliminarViolencia
ResponderEliminar3. Las guerrillas se formaron y consolidaron en tres tipos de zonas, en las cuales aprovecharon circunstancias que favorecieron su expansión: de acuerdo a este enunciado especifique las zonas en que se formaron y consolidaron los grupos guerrilleros en Colombia ?
ResponderEliminarel conflcto armado en colombia siempre a esto pero la sociedad y estado buscan rutas para miticarlo y poder tener una paz para colombia
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