lunes, 10 de febrero de 2014

EL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA

EL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA



Conflictos colombianos

El conflicto colombiano es uno de los más largos e intensos de la historia de América. Para investigadores y estudiosos del tema, este conflicto tuvo sus inicios en el siglo XIX, con las recurrentes guerras civiles que desangraron e impidieron el desarrollo del país. Durante el siglo XX, diferentes olas de violencia que azotaron el país, tales como la violencia bipartidista, la guerra de guerrillas, el paramilitarismo, el narcotráfico, etc., poco a poco mostraron la degradación de un conflicto cada vez más crudo.

Junto al conflicto político-militar, otras situaciones desencadenan conflictos para los colombianos: la pobreza que afecta a una gran cantidad de colombianos, la discriminación y exclusión de grupos étnicos, los escenarios cotidianos de intolerancia, abuso y maltrato, entre otras.

Los territorios de la violencia

De acuerdo con investigaciones sociológicas, históricas y antropológicas, la violencia política en Colombia tiene relaciones con el espacio geográfico, el desarrollo económico rural y la presencia del Estado.

Lo anterior significa que la violencia de una región es diferente a la de otras regiones; también, que la violencia de la década de 1950 no es similar a la violencia de la década de 1990. Por otra parte, la violencia es diferente donde hay presencia del Estado y donde no la hay.

Relaciones entre violencia y espacio geográfico

No olvidemos que la geografía colombiana incluye tres cordilleras y dos valles interandinos, Magdalena y Cauca, además de los Llanos Orientales y extensas sabanas en la costa Caribe. Según esto, podemos diferenciar las siguientes dinámicas geográficas que inciden de forma directa en el conflicto armado.

Dinámica macro-regional. Significa que los diferentes actores del conflicto luchan por corredores geográficos a través de los cuales acceden a recursos económicos o armamento, o por medio de los cuales pueden transitar con facilidad desde zonas de refugio a zonas de conflicto. Los corredores que hacen parte de la dinámica macro-regional y que se disputan los actores del conflicto son:

Eje norte del país: incluye el departamento de Córdoba, la zona del Urabá chocoano, Antioquia, el Magdalena medio (que comprende la zona sur de los departamentos de Bolívar, Cesar y el Norte de Santander). Este corredor es disputado por las guerrillas y los grupos paramilitares.

Eje sur-oriente: comprende el sector del piedemonte llanero en estribaciones de la Cordillera Oriental y parte de los departamentos que conforman la región Amazónica y la Orinoquia. Estas zonas fueron, hasta los años noventa, del dominio de grupos guerrilleros; pero para aquel entonces se dio la incursión de grupos paramilitares o de auto defensa. Hoy en día las Fuerzas Armadas de Colombia han retornado el control de algunas zonas estratégicas de este eje, como es el caso del Sumapaz y gran parte de los Llanos Orientales.

Eje sur-occidente: abarca desde el Caquetá, sur del Huila y los límites entre los departamentos del Tolima- Valle y Valle-norte del Cauca, para desembocar en la costa Pacífica.

Dinámica nacional. La dinámica nacional del conflicto está relacionada con la lucha contra la producción y el tráfico de estupefacientes. Debemos tener en cuenta que esta política es apoyada por el gobierno de los Estados Unidos con diferentes tipos de recursos: desde los económicos hasta los militares y de infraestructura.

Dinámica mesoregional. Se refiere a conflictos por el control de regiones con ciertas características económicas. Por ejemplo, zonas ricas en recursos naturales o en expansión económica son motivo de disputa por su valor estratégico por parte de los actores del conflicto, que ven estas como oportunidades para obtener recursos por medio de la presión armada. Otro ejemplo, son las zonas campesinas de colonización que están al margen de la dinámica económica nacional. Un ejemplo de la dinámica mesoregional son conflictos de zonas como las del Catatumbo, en Norte de Santander, Arauca y Casanare, donde el petróleo atrae a guerrilla y paramilitares quienes presionan a los gobiernos locales y la sociedad para derivar parte de las ganancias del crudo.

Dinámica micro-regional

Muestra a los diferentes conflictos al interior de las regiones, localidades, municipios, veredas o corregimientos. Estos espacios micro están divididos en cabeceras urbanas protegidas tanto por el ejército como por la policía y las zonas rurales, en las cuales las guerrillas tienen algún control. También hacen parte de esta dinámica del conflicto, los enfrentamientos entre regiones con tendencias ideológicas diferentes. Las anteriores dinámicas geográficas del conflicto tienen relación con la formación de los actores armados. Estudiemos e caso con dos actores del conflicto:

Las guerrillas se formaron y consolidaron en tres tipos de zonas, en las cuales aprovecharon circunstancias que favorecieron su expansión:

- Zonas marginales de la geografía. Estas regiones cercanas a las selvas están habitadas por campesinos colonos desplazados por la violencia de los años 1950. En estas zonas el Estado tuvo poca o ninguna representación y por consiguiente, no estaban articuladas con el mercado nacional o mundial.

Zonas en rápida expansión económica y con poca presencia del Estado. Estas zonas se caracterizan porque la riqueza que se produce no llega a los colonos y campesinos que las habitan; además la ausencia del Estado hace que el referente de autoridad recaiga en las jerarquías sociales.

- Zonas que perdieron la prosperidad. Fueron zonas en las cuales se cultivaron productos, como el café, o se explotaron recursos como el oro. Pero, una vez pasada la bonanza de dichos recursos, decayeron en lo económico y en lo político.

· Los grupos paramilitares. Se formaron y consolidaron en regiones cuya producción agropecuaria y recursos naturales eran altos, esto les permitió articularse con los mercados nacionales e internacionales, ya que se conformaron como organizaciones de autodefensa por parte de los hacendados para librarse de la presión y extorsión guerrillera. Su principio fundamental es: frenar la expansión guerrillera y penetrar en zonas controladas por la subversión.

Violencia y desarrollo económico

La formación y consolidación de guerrillas y paramilitares refleja el enfrentamiento entre dos concepciones de desarrollo de la economía rural y por lo tanto la ocupación de regiones con propósitos violentos. Así, por ejemplo, en regiones del sur y el occidente del país, las cuales se encuentran habitadas por campesinos con economías de subsistencia o colonos, confluyeron los cultivos de coca con la presencia de la guerrilla. Pero a la vez, los paramilitares han hecho presencia en estas zonas con el propósito de neutralizar la acción de las guerrillas. En el norte y centro del país, la economía ganadera y los cultivos comerciales desplazaron la economía de pequeños campesinos. En buena parte de estas regiones los paramilitares tienen control territorial, por lo cual la guerrilla incursiona en estas zonas para contrarrestar la acción paramilitar.

Relaciones entre violencia y presencia del Estado

La presencia del Estado está relacionada con las dinámicas geográficas del conflicto, es decir, la presencia del Estado es mayor o menor en las regiones del país de acuerdo con la presencia de los actores violentos.
Por ejemplo, las zonas con presencia paramilitar se caracterizan por la autonomía que gozan los poderes locales, tales como los hacendados o los llamados "gamonales" En estas regiones, las relaciones sociopolíticas de las élites con los campesinos y colonos son verticales, es decir, no son equitativas ni justas: los habitantes de las regiones no están integrados.

Por otra parte, las políticas económicas de los gobiernos buscan integrar estas regiones a los mercados nacionales e internacionales, aumentando, el control del Estado en dichas zonas. Esta situación hace que los poderes locales y regionales, agrupados alrededor de los llamados partidos tradicionales, manifiesten su oposición porque expansión del Estado implica pérdida de poder, manifestado en una mayor fiscalización de su poder como líderes políticos y comunitarios.

A diferencia de la situación anterior, las guerrillas se formaron y consolidaron en regiones periféricas, donde la presencia del Estado es débil o nula. En estas zonas la guerrilla ejerce funciones de organización social e incluso política, las cuales respalda con acciones militares. La debilidad de la presencia estatal está acompañada de la  inexistencia de líderes locales y regionales de cierta trayectoria y poder. Estas zonas objetivo del ejército y grupos paramilitares, en su afán de ganar o recuperar el control y confrontar el poder de las guerrillas en estas regiones.

La construcción del Estado

La formación de los Estados es un proceso lento de integración política, económica, social y cultural de las regiones en una unidad. En Colombia este proceso se ha dificultado por diferentes motivos. En el caso de la violencia política, la acción de actores en conflicto y la falta de interés de los poderes locales, regionales y muchas veces nacionales de apegarse a las directrices del Estado central contribuyen a que el Estado sea débil en su gestión. De esta manera se consolidan en las regiones poderes antes que, antes que buscar la unidad, deciden conservar sus poderes regionales, favoreciendo con ello diferentes formas de conflicto.

Para los actores armados del conflicto interno colombiano como las guerrillas y los grupos paramilitares, narcotraficantes, etc., la presencia o ausencia del Estado en las diferentes regiones les permite establecer relaciones de provecho con estas. Así por ejemplo, algunas zonas sirven de refugio en tanto que otras proveen recursos.

Las zonas utilizadas como refugio son diferentes según los actores armados: mientras que para los paramilitares son las zonas con cierto desarrollo económico, para las guerrillas, son aquellas regiones marginales en las cuales se formaron.

A su vez, las zonas con cierta prosperidad económica significan para las guerrillas regiones donde encontrar recursos, en tanto que los paramilitares tienden a expandirse hacia regiones marginales, con el propósito de contrarrestar el poder de la guerrilla.

Clientelismo, caciquismo y movimientos cívicos

El final del siglo XX, fue testigo de la pérdida de importancia de los partidos tradicionales y del auge de movimientos políticos nuevos. Esto se dio debido a fenómenos como:

· El clientelismo político. Es un sistema extraoficial de intercambio de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral.

· El caciquismo. Es una forma distorsionada de gobierno local en el cual un líder político tiene un dominio total de una sociedad del ámbito rural expresada como un clientelismo político. Los caciques pueden controlar el voto de sus clientes por lo que pueden negociar con los políticos centrales y ser la cara y base del partido. De esta forma se crean "democracias" que en el papel funcionan pero que no son el gobierno del pueblo.

De esta forma, tanto el clientelismo político como el caciquismo son fruto de los conflictos políticos en Colombia, que emanan de la corrupción administrativa de un Estado.

El movimiento cívico popular

Los movimientos cívicos surgen para dar respuesta a alguna injusticia, o al inconformismo de la ciudadanía respecto a políticas que los afecta de forma negativa como miembros de un Estado. En Colombia, las protestas cívicas fueron frecuentes durante la segunda mitad del siglo XX. Ya que junto con el desarrollo económico, se fortaleció el sector obrero, en las ciudades se formaron sectores populares que reclamaron mejores condiciones vida (salud; educación, servicios públicos, etc.) y por otra parte, los movimientos campesinos, indígenas y afrocolombianos demandaron condiciones de igualdad.

El ascenso de los movimientos cívicos en el panorama nacional, se observa en el aumento de paros civiles realizados durante la segunda mitad del siglo XX. A diferencia de los 16 paros cívicos que se realizaron durante el período de 1958 a 1966, entre 1971 y 1981 se realizaron l38, dos de los cuales fueron nacionales: los de 1977 y 1981. En los siete años siguientes el número de manifestaciones cívicas se disparó: entre 1982 y 1989 hubo más de 30 paros por año, 218 en total para el período.

Tal dimensión de los movimientos cívicos llevó a pensar en un nuevo actor social al cual se denominó: sociedad civil popular, cuyos temas de lucha son concretos y de la vida cotidiana: la falta de los servicios públicos, las desigualdades sociales y los desequilibrios regionales, las consecuencias del crecimiento de las ciudades, el recorte de las políticas sociales, las violaciones de los derechos humanos, entre otros.

Sin embargo, durante la década de los años noventa los movimientos cívicos decayeron por .muchas circunstancias. Entre ellas mencionamos dos: la persecución a la que fueron sometidos por fuerzas de ultraderecha financiadas por el narcotráfico y sectores de la sociedad; así como por la influencia de las guerrillas que en lugar de consolidarlos, los sumió en divisiones, discusiones ideológicas y falta de proyección política.

Actores de la violencia

Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y la Cruz Roja Internacional reconocen que el conflicto armado colombiano es uno de los más complejos en todo el mundo. Las causas, consecuencias y actores proponen un reto en la búsqueda de soluciones.

Actores del conflicto

El conflicto colombiano tiene múltiples actores, los cuales se forman por alianzas que hacen diferentes sectores de la economía, la política o la sociedad para enfrentar a otros sectores. Por ejemplo, durante la violencia de los años 1950, las alianzas entre líderes de los partidos tradicionales con sectores de la población y la Iglesia católica configuraron un bando que se armó para combatir a otro que consideraban contrario a sus ideas.

Los actores del conflicto armado son los siguientes:

· El Estado: que busca el orden público y el respeto de su soberanía, deposita estas tareas en sus fuerzas militares y policiales, quienes en ciertas acciones, terminan por afectar a la población civil.

· La guerrilla: que busca la toma del poder a través de las armas, pero, acciones como la incursión armada a poblaciones, la práctica del secuestro y su unión a! narcotráfico, la convierten en un actor delincuencial.

· Los paramilitares: aunque se han sometido a un proceso de desmovilización, es innegable que el accionar de grupos emergentes asociados al narcotráfico, es una consecuencia de un proceso que no llenó las expectativas de muchos de los ex militantes de las AUC.

· El narcotráfico: desde sus orígenes en la década de los sesenta es innegable su impacto en el conflicto armado colombiano. El narcotráfico se encarga de financiar tanto grupos de guerrilla corno de paramilitares que les permita mantener el negocio del tráfico de drogas.

Contextos del conflicto

En el caso de Colombia, los conflictos se forman y expresan a favor o en contra del Estado, las religiones, la propiedad privada, la nacionalidad o la territorialidad. También configuran contextos de conflicto interno en Colombia: el género, la etnia o intereses colectivos que luchan contra administraciones locales. Tal es el caso de los conflictos por la defensa del ambiente en contra de la explotación minera.

Clases de conflictos

El conflicto interno en Colombia no es tan solo de carácter bélico. Problemas como la desigualdad social, la exclusión o la intolerancia, plantean conflictos ad intra de otros sectores del país. Veamos.

· Conflictos clasistas. Son aquellos que se presentan porque sectores con poder político y económico quieren hacer prevalecer sus privilegios frente a los reclamos de otros sectores con menos poder.

· Conflicto obrero-sindical. Hoy en día el movimiento obrero-sindical en el país se caracteriza por una precaria tasa de sindicalización debido a la alta informalidad y a los tipos de contratación de las empresas.

El movimiento guerrillero

El movimiento guerrillero colombiano es el más antiguo del mundo. Durante su largo tiempo de vida ha cambiado de rumbos, lo cual quiere decir que las guerrillas de los años 1960, aunque dieron origen a organizaciones como las Farc y Eln, son diferentes a estas, y que cada una, en su tiempo, obedece a condiciones sociales, políticas y económicas diferentes.

La confrontación bipartidista

Durante el siglo XX, los dos partidos tradicionales colombianos se turnaron la dirección del país por largos períodos de tiempo. El partido conservador estuvo en el poder entre 1886 y 1930, período que se denomina Hegemonía conservadora. En tanto, el partido liberal gobernó entre 1930-1946; este período es conocido como la República Liberal.

Es importante tener en cuenta que durante la primera mitad del siglo XX, el peso del presidente de la república era considerable. Es decir, quien ganaba las elecciones dominaba el escenario político nacional, departamental y municipal. De acuerdo con la filiación política del presidente, se nombraban gobernadores, alcaldes, maestros, médicos, etc., en otras palabras los empleos públicos dependían de la línea política del presidente.

Por otro lado, buena parte de las relaciones sociales y culturales estaban orientadas por el ambiente y el color político. Esto quiere decir que pertenecer a un partido u otro podía dar lugar a ciertos conflictos, porque, entre otras circunstancias, algunos líderes de los partidos políticos, a través de los medios de comunicación y de la plaza pública, fomentaban la idea de que los seguidores del otro partido eran enemigos.

Por supuesto que detrás de estas posiciones existían intereses políticos y económicos que simpatizantes de uno y otro partido buscaban defender. Adicionalmente, no debemos descartar la existencia de intereses internacionales en dicha diferenciación política tan acérrima.

Durante la primera mitad del siglo XX, los conflictos entre los seguidores de los dos partidos eran frecuentes; sin embargo, se incrementaron para las elecciones presidenciales de 1946, durante las cuales se presentaron numerosos casos de asesinatos de liberales y conservadores. Por ejemplo, durante esta época fue asesinado el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, hecho nefasto de la intolerancia política que se estaba viviendo en aquellos momentos.

El único medio de defensa que muchos campesinos liberales encontraron para contrarrestar el ataque conservador fue conformar grupos de insurgencia, que florecieron como autodefensas campesinas.

A pesar de todo, la situación de violencia empeoró durante los años siguientes, de modo especial durante el gobierno de Laureano Gómez (1950-1953). Los constantes enfrentamiento s entre miembros de uno y otro partido, las masacres, la sevicia y la crueldad con la cual se asesinaba, fueron algunas de las circunstancias que dieron lugar al golpe militar del general Gustavo Rojas Pinilla en 1953.

El gobierno de Rojas, que fue apoyado por los principales líderes de los partidos tradicionales, adelantó negociaciones de paz con las guerrillas liberales surgidas a causa de la represión conservadora.

Origen de las guerrillas

En 1954 la credibilidad en el gobierno de Rojas empezó a decaer, a causa de su censura a la labor de la prensa, al incremento de las protestas estudiantiles, a la desconfianza de muchos grupos armados en acogerse al proceso de paz y a la decisión de la clase política del país de no permitir la prolongación de su mandato. En este contexto, los representantes de los partidos tradicionales decidieron ponerse de acuerdo en un sistema de gobierno que recibió el nombre de Frente Nacional. Este consistió en un acuerdo entre los partidos conservador y liberal para turnarse en el poder durante 16 años, entre 1958 y 1974. Con esta fórmula esperaban calmar los ánimos y frenar la violencia en el país.

Sin embargo, el Frente Nacional marginó aquellas formas de organización política que no estuvieran plegadas a alguno de los partidos tradicionales. Esta situación, finalmente, contribuyó a que surgieran movimientos insurgentes formados por grupos que, al verse privados de una equitativa oportunidad de participación política, vieron la vía armada como el único modo de optar por el poder. Por esto, durante el Frente Nacional se formaron diversas guerrillas que desde entonces entraron a formar parte de la realidad nacional. Veamos a continuación algunas de las más representativas.

· Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc. Esta guerrilla se formó en 1964 como respuesta a la persecución de los gobiernos del Frente Nacional contra grupos de campesinos que se organizaron para defender sus tierras en las llamadas "repúblicas independientes". En un primer momento los campesinos se armaron en grupos de autodefensas, lideradas por el partido Comunista. Posteriormente, durante los años 1970, consolidaron un movimiento guerrillero que contaba con una propuesta política que buscaba, entre otras cosas, la toma del poder a través de la lucha armada.

· Ejército de Liberación Nacional, Eln. Este movimiento surgió en 1965 en el departamento de Santander como respuesta a los cambios políticos implantados por el Frente Nacional. Los fundadores de esta guerrilla fueron intelectuales de clase media. Algunos eran miembros del Movimiento Revolucionario Liberal, MRL, que lideró Alfonso López Michelsen a finales de los años cincuenta, como respuesta al gobierno. Una fracción del ELN denominada Corriente de Renovación Socialista, firmó en 1994, en el gobierno de César Gaviria Trujillo, un acuerdo de desmovilización.

· Ejército Popular de Liberación, Epl. Este grupo guerrillero se fundó en 1968 en el occidente de la costa Caribe, en una zona donde compañías extranjeras dedicadas a la exportación de frutas, asentadas desde los años 1920, habían creado un fuerte conflicto social, de manera especial en la zona bananera de Urabá. Durante 1991, buena parte de esta guerrilla firmó con el gobierno de César Gaviria un acuerdo de paz. Los desmovilizados conformaron un movimiento político denominado Esperanza, Paz y Libertad, EPL.

· Movimiento 19 de abril, M-19. El M-19 surgió el19 de abril de 1970, fecha de las elecciones presidenciales para el período de 1970 a 1974. Para estas elecciones el candidato del Frente Nacional fue el conservador Misael Pastrana Borrero y el de la Alianza Nacional Popular, ANAPO, fue Gustavo Rojas Pinilla. En esta contienda electoral el ganador fue Misael Pastrana Borrero. Muchos alegaron fraude electoral y, ante la ratificación del triunfo y la proclamación de Pastrana Borrero como vencedor por parte de la Corte Electoral, muchos inconformes con la elección decidieron fundar el M-19. La guerrilla del M-19 firmó un tratado de paz en 1990 durante el gobierno de Virgilio Barco y constituyó el movimiento político Alianza Democrática M-19.

El movimiento paramilitar

El movimiento paramilitar, entendido como un movimiento de ultraderecha, se formó y consolidó para defender los intereses particulares de sectores del agro con poder económico y político. De este modo el accionar de los Grupos paramilitares se ha enfocado en luchar en contra de grupos de izquierda, entendidos como movimientos sindicalistas, campesinos o guerrilleros, que buscan, entre otras cosas, transformar las maquinarias tradicionales del poder y de la economía en un país, ya sea por medio de la manifestación y la protesta social, como los sindicatos y movimientos campesinos, o por medio de la lucha armada, como las guerrillas. En la actualidad existen dos modalidades de paramilitarismo:

· Organizaciones de vigilancia. Estos grupos están al servicio de terratenientes particulares y brindan seguridad en haciendas y regiones determinadas.

·  Organizaciones armadas. Son ejércitos que tienen cobertura regional o nacional y cuentan con un mando central que traza directrices políticas y militares.

Con el transcurso del tiempo, el paramilitarismo, igual que la guerrilla, se alió con grupos de narcotraficantes para prestarles servicios de seguridad y control de zonas de cultivos ilícitos.

Origen del paramilitarismo

El origen del paramilitarismo se remonta a los años 1960, período durante el cual el mundo se encontraba en la Guerra Fría, es decir, la rivalidad entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética por el control de determinadas regiones consideradas estratégicas. Las dos superpotencias fomentaron guerras de baja intensidad, las cuales enfrentaban a guerrillas comunistas y movimientos insurgentes contra gobiernos o dictaduras patrocinados por los Estados Unidos.

En este contexto, la lucha contrainsurgente adoptó diferentes estrategias, producto de la experiencia de Francia en su guerra contra los insurgentes de Indochina y del Norte de África; así como de Inglaterra contra los movimientos de independencia en Malasia, a la cual se sumaron las guerras que impulsó Estados Unidos contra los insurgentes de Filipinas, Corea e Indochina. Estas experiencias mostraron que era productivo para la lucha contrainsurgente organizar fuerzas auxiliares locales, las cuales entrenaban para que cumplieran diferentes funciones, entre otras, el asesinato selectivo de líderes populares que apoyaban a las guerrillas.

En el caso colombiano, algunos historiadores consideran como paramilitares a los grupos conservadores chulavitas del norte de Boyacá y a los pájaros del Valle de los años cincuenta, quienes eran grupos armados auspiciados por el gobierno que cumplían funciones militares sin estar circunscritos a las fuerzas militares del Estado.

Por esto, afirman que no es cierto que el paramilitarismo surgió contra los abusos de la guerrilla, sino que la guerrilla surgió para defenderse de estas fuerzas de ultraderecha. Podemos resumir la formación y consolidación del paramilitarismo en Colombia en las siguientes fases:

Formación. Durante la década de 1970 y en el contexto de las guerras de baja intensidad, grupos de hacendados, terratenientes, pequeños industriales, políticos y militares decidieron organizar, financiar e impulsar grupos armados para enfrentar a las guerrillas comunistas. Como consecuencia, surgieron grupos armados alternos a la fuerza pública en diferentes regiones del país.

Unión. En abril de 1997, dada la proliferación de tropas de autodefensa en el país, así como de grupos de seguridad privada llamados "Convivir", los diferentes grupos de paramilitares decidieron conformar una sola organización armada, contrainsurgente y de extrema derecha, que fue denominada Autodefensas Unidas de Colombia, AUC.

Expansión de las AUC. Entre 1997 y 2006, las AUC sembraron el terror en muchas regiones del país donde "con lista en mano”: ajusticiaban a cualquier persona sospechosa de apoyar a la guerrilla. Perpetraron más de 3.500 masacres, forzaron a comunidades campesinas a salir de sus tierras y se apropiaron, por medios coercitivos, de más de seis millones de hectáreas de tierra, sin mencionar las desapariciones forzadas y secuestros.

Desmovilización de las AUC. En el año 2003 las AUC iniciaron un proceso de paz con el gobierno nacional, que permitió que más de 30 mil hombres entregaran sus armas y se reinsertaran a la sociedad. Más adelante, el Congreso colombiano aprobó la Ley de Justicia y Paz, Ley 975 de 2005, que sirvió como marco jurídico para el proceso de paz y desmovilización de estos grupos.

Sin embargo, investigaciones de organismos del Estado y de los medios de comunicación denunciaron que los paramilitares seguían delinquiendo desde la cárcel, razón por la cual sus principales líderes fueron extraditados a Estados Unidos en mayo de 2008.

La estrategia paramilitar

Los paramilitares, en su accionar bélico, han utilizado tres modelos de acción:

Intimidación de la población. Por medio de amenazas, asesinatos y masacres, aterrorizaron a diferentes poblaciones y pusieron a sus habitantes en la disyuntiva de integrarse a las AUC, irse de la región o morir.
Conformación de una estructura permanente. Para conformar estructuras estables, establecieron redes con narcotraficantes, esmeralderos, terratenientes, ganaderos y multinacionales con el fin de adquirir armamento, entrenamiento, así como la financiación de sus acciones militares.

Contratación de mercenarios. Con el propósito de encubrir sus acciones y dificultar las investigaciones en su contra, contrataron asesinos entrenados para que realizaran ejecuciones extrajudiciales, torturas y desapariciones.

Consecuencias actuales del paramilitarismo

La influencia de las AUC en la política. Durante el año 2006, los medios de comunicación dieron a conocer diferentes documentos que involucraban a políticos con las autodefensas. Según estos documentos, varios políticos y funcionarios públicos se unieron al paramilitarismo con el fin de elegir senadores, alcaldes y gobernadores que favorecieran a este movimiento. Estos funcionarios y políticos trasladaron grandes cantidades de recursos públicos a las arcas de estas fuerzas irregulares, apoyaron masacres y desplazamientos forzados, entre otras acciones. A finales de 2006, se descubrió un documento, conocido como "el Pacto de Ralíto”, en el cual se establecía un acuerdo entre políticos (congresistas, gobernadores, alcaldes) y comandantes de las AUC, comprometiéndose a "re fundar la patria': Todos estos hechos recibieron el nombre de parapolítica.

Grupos emergentes. Algunos desmovilizados de las AUC organizaron grupos financiados por el narcotráfico y son responsables, actualmente, de delitos como el tráfico de drogas, extorsión, robo, secuestro y masacres.

El conflicto campesino

El movimiento campesino busca ante todo la inclusión de políticas estatales que ayuden al desarrollo sostenible del agro. Este movimiento ha ido evolucionando a través del tiempo: durante las décadas de 1970 y 1980 la actividad de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos fue intensa. Sus miembros promovieron marchas y movilizaciones que cubrieron buena parte del país. Sin embargo, la dinámica del conflicto armado y la inserción del campo en las políticas de apertura hicieron que los campesinos colombianos se enfrentaran a los desplazamientos masivos a las metrópolis, a regiones de colonización, o a los actores armados.

Uno de los actores sociales más importantes en el movimiento campesino son las organizaciones indígenas de nuestro país. Los indígenas, ligados a la tierra desde época ancestrales, aún luchan por la preservación de sus territorios, ya que representan la base y esencia de su condición étnica. Desde comienzos del siglo XX, las luchas campesinas fueron lideradas por personajes como Manuel Quintín Lame y Eutiquio Timote, quienes movilizaron a gran parte de la población indígena y campesina para recuperar sus tierras y evitar el pago del terraje, término con el que se conocía la renta que debían pagar los indígenas a los grandes terratenientes por labrar sus tierras.

En los años setenta, el movimiento indígena se asoció con las luchas de la ANUC, quienes propendieron por una reforma agraria. De estas luchas, los indígenas lograron la recuperación de sus antiguos resguardos y la implantación de la figura del cabildo, forma tradicional de organización administrativa de las comunidades indígenas. Con estos avances, el movimiento indígena se independizó, sin alejarse del todo, de las luchas campesinas por la tierra. En la actualidad, los movimientos indígenas y campesinos aún luchan por su derecho a la tierra, esta vez bajo el contexto de la lucha armada de los grupos ilegales y la irrupción del narcotráfico como un nuevo actor en la disputa por la tierra.

Narcotráfico y conflicto

El narcotráfico es una industria ilegal mundial que consiste en el cultivo, manufactura, distribución y venta de drogas alucinógenas. La influencia del narcotráfico en la situación de violencia en Colombia es innegable. Desde su nacimiento, hacia 1960, con los diferentes carteles del narcotráfico (cartel de Medellín, cartel de Cali, cartel del norte del Valle y el cartel de la Costa) el tráfico de estupefacientes ha invadido todos los ambientes de la sociedad colombiana. El narcotráfico incidió en la distribución de la propiedad rural, en los rumbos y profundización de la violencia, en la transformación de valores tradicionales, en la conformación de élites regionales, en la integración de las clases sociales, en diferentes actividades económicas. También, permeó instituciones del Estado y jugó un papel determinante en la expansión y en las acciones de las guerrillas y los grupos paramilitares.

Así mismo el fenómeno del narcotráfico impulsó un factor que genera diferentes tipos de violencia en el país: la corrupción, que es una práctica habitual de los políticos y que consiste en el mal uso público (gubernamental) del poder para conseguir una ventaja ilegítima, generalmente secreta y privada. Además, el narcotráfico pone a Colombia en los planes de Estados Unidos, que aporta recursos para combatido. Con ello, a los conflictos nacionales se suma uno internacional: la intervención de un país extranjero en los problemas internos de otra nación. Algunos científicos sociales consideran que el narcotráfico afectó tanto la vida institucional del país, que cuestionó la existencia de Colombia como democracia. Por esta razón durante algunos años, los gobiernos invirtieron grandes recursos para recuperar la imagen del país en el exterior.

Otro conflicto: los cultivos ilícitos

Durante la década de los noventa, Colombia presenció un incremento notable de los cultivos ilícitos, asociado al auge del consumo, a las dinámicas propias del conflicto armado ya la disminución de la producción de estos cultivos en países como Bolivia y Perú, involucrados también en la lucha contra el narcotráfico. La expansión de cultivos en nuestro país ha afectado enormemente la cobertura vegetal de los bosques, la producción de alimentos en las zonas afectadas y ha propiciado problemas económicos y sociales a los sectores campesinos que se dedican a esta actividad.

La siembra de cultivos ilícitos es uno de los puntos de conflicto entre sectores campesinos y el Estado. El conflicto radica en que el Estado busca la erradicación de estos cultivos de diferentes maneras. Una de ellas es la penalización de esta actividad, contra la cual los campesinos han organizado movilizaciones y marchas. Otra manera es el ofrecimiento de sustitución de cultivos mediante políticas que incluyen: la titulación de tierras, financiación de la producción y comercialización de los nuevos productos, así como garantías de mejorar o construir vías de comunicación.

Dentro de los múltiples factores que impulsan a los grupos campesinos a cultivar drogas ilegales tenemos: la expropiación de tierras impulsada por terratenientes y narcotraficantes apoyados por grupos de paramilitares o guerrilleros, la falta de acceso a los recursos productivos y la falta de participación del sector campesino en la economía nacional.

Algunos ejemplos de la problemática social que han generado los cultivos ilícitos en nuestro país se presenciaron en 1996 con las marchas cocaleras en los departamentos de Caquetá y Putumayo. Durante el año 2006, también se presentaron marchas de campesinos cocaleros quienes se manifestaban en contra de la política de fumigaciones liderada por el gobierno colombiano en colaboración con el de Estados Unidos. Sin embargo, muchos analistas consideran que mientras persistan los problemas sociales ligados al campo, y la incesante demanda de narcóticos en los países desarrollados, el problema de los cultivos ilícito s seguirá latente.

Estrategias contra el narcotráfico

Frente al problema del narcotráfico, el gobierno colombiano ha reclamado la participación de todos los países implicados: de los países productores y de los países consumidores. Por tal razón, desde los años noventa, distintos gobiernos han aplicado estrategias para contrarrestar el problema del narcotráfico, estrategias que involucran a otros gobiernos, principalmente al del país con las mayores tasas de consumo de drogas en el mundo: los Estados Unidos.

En el gobierno de Andrés Pastrana, el congreso de los Estados Unidos aprobó una ayuda de 1.300 millones de dólares para la lucha contra el narcotráfico, en lo que se denominó el Plan Colombia. Durante la misma época, apareció la Lista Clinton, un listado elaborado por el Departamento de Estado de este país, en la que se encontraban nombres de empresas, organizaciones o personas involucradas con el narcotráfico y que debían ser perseguidas. A esto se sumó un programa de colaboración militar para controlar el espacio aéreo y marítimo colombiano con el fin de atacar las rutas de los narcotraficantes. El último acto de esta colaboración fue el acuerdo militar entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos para que este país utilice bases militares colombianas para el tránsito de soldados estadounidenses y para modernizar los equipos técnicos utilizados para la lucha contra el narcotráfico.

Avances en la solución del conflicto
A pesar de que la intensidad del conflicto interno, en la actualidad, los colombianos podemos participar en su solución. En efecto, tenemos a la mano herramientas que nos permiten hacerlo. Una de ellas es conocer y saber sobre dicho conflicto; otra, discutir las soluciones que se han intentado y planteado en torno a él. Veamos.
Movimientos políticos alternativos

Durante las últimas dos décadas las negociaciones del gobierno nacional con los grupos guerrilleros han mostrado algunos logros. Por ejemplo, las negociaciones con el M-19, con Ejército de Liberación Popular, Epl, y con la corriente de Renovación Socialista del Eln, permitieron que muchos de los combatientes de estos grupos se reinsertarán en la sociedad, en varios casos con aportes significativos de algunos de ellos. Tal sucedió con la Alianza Democrática M-19 algunos de cuyos miembros fueron elegidos para la Asamblea Nacional Constituyente, escenario en el que aportaron en la redacción de la Constitución Política de 1991.
En época más reciente, el Polo Democrático Alternativo, en el cual participan muchos miembros del antiguo M -19, han logrado conquistar alcaldías y gobernaciones, así como elegir una buena cuota de representantes a la Cámara y senadores. Todo ello hecho en el marco de la democracia.

Los procesos de paz

Las negociaciones que el gobierno ha adelantado con las guerrillas de las Farc y del Eln han debido pasar por una gran cantidad de dificultades, pero un aspecto que se debe destacar es que la sociedad civil se  ha preocupado y también se ha involucrado para que el Estado y los movimientos guerrilleros lleguen a acuerdos de paz, que los cumplan y aporten así al bien común. Sin embargo, hay que destacar que existe también una parte de la sociedad colombiana que ve en la solución militar al conflicto la única salida viable.
Las negociaciones con los grupos paramilitares han tenido puntos a favor y en contra. Aunque se logró su desmovilización, esta no se tradujo en compromisos efectivos por parte de los líderes y combatientes de estas organizaciones. Razón que impulsó la extradición de los principales líderes. Por otra parte, la reparación económica y moral de las víctimas no ha dado los frutos esperados, herramientas como la Ley de justicia y paz aún tienen que ser más depuradas.

Las soluciones que han planteado los diferentes gobiernos han pasado de las excesivas concesiones, como por ejemplo facilitación del diálogo, zona de despeje, etc., a la intensificación de la actividad militar. En los últimos tiempos, los golpes militares propinados a la guerrilla han limitado su accionar bélico y al parecer se ha reducido su capacidad de acción. A pesar de esto los analistas ven aún distante el fin del conflicto.

Mejoramiento del entorno social

Este es el factor más importante a la hora de afrontar soluciones al conflicto interno de nuestro país. Año tras año, se presentan cifras que denotan un mejoramiento en algunos indicadores económicos y sociales. Sin embargo, más del cincuenta por ciento de la población colombiana sigue padeciendo de pobreza, el desempleo supera el l l % Y los índices de desigualdad se incrementan cada día. A esto se suma el alto nivel de corrupción en las entidades administrativas del Estado y diversos problemas políticos que no permiten generar soluciones eficaces a los problemas sociales. Algunos de los problemas que más aquejan a los colombianos y que deben ser atendidos con urgencia son:

Vivienda. El Estado deberá ofrecer soluciones de vivienda para la población necesitada. Para ello, deberá reducir los precios y garantizar que las constructoras entreguen planeaciones óptimas y con buenos diseños, para que los colombianos puedan acceder a una vivienda digna. Con ello, además de satisfacer las necesidades básicas de vivienda se pone fin a posibles fraudes y polémicas que se presentan en el sector de la construcción. Un ejemplo de esto se presenta en la capital del país, pues según cifras de la Alcaldía Mayor de Bogotá, entre los años 2008 y 2009 se construyeron 25.000 soluciones de vivienda, cifra que fue controvertida por algunos concejales quienes argumentaron que este dato no era correcto. Adicional a ello, reportaron casos de estafa y fraude por parte de algunas constructoras, las cuales además de engañar a varios interesados en comprar vivienda, entregaron construcciones en condiciones deplorables. De otra parte, es preciso tener en cuenta que la construcción de viviendas también se rige por los ciclos económicos de manera que en épocas de recesión, la construcción de viviendas baja, mientras que en épocas de auge económico se incrementa.

Educación. Durante los últimos años, el país ha presenciado serios problemas con respecto a la educación pública. Aunque los índices de cobertura se han incrementado y los colegios públicos se han dotado de instalaciones modernas, lamentablemente las tasas de deserción escolar se han elevado. Desde luego que dicha deserción escolar está ligada a dos aspectos: a los problemas económicos que afectan a la familia, y a la pérdida de interés por parte de los estudiantes. e otra parte, la crisis financiera de las universidades públicas toca fondo y no se prevén soluciones prontas para tal situación, y aunque el Estado ha dispuesto sumas de dinero para las universidades públicas' el monto no ha alcanzado para satisfacer las necesidades. Es preciso tener en cuenta que con el cierre de las universidades públicas se verían afectados más de 750.000 estudiantes, que representan casi el 54% del total de estudiantes matriculados durante el año 2008.

Los procesos de paz. Tras el fracaso de las zonas de despeje, se han buscado alternativas para generar espacios de conversación entre el gobierno y los grupos al margen de la ley. Para tal fin, ha sido de vital importancia la intervención de la comunidad internacional, como veedurías de las Naciones Unidas u otras organizaciones. Procesos como acuerdos humanitarios, cese de hostilidades y negociaciones deben plantearse entre los bandos enfrentados como alternativas para solucionar esta problemática que afecta a los colombianos.

Derechos Humanos y conflicto interno

El tema de los derechos humanos en Colombia está relacionado con los diferentes conflictos que afligen al país, pero especialmente con el que involucra la confrontación bélica entre guerrillas, paramilitares y fuerzas armadas. La gravedad de la violación constante a los derechos humanos y del Protocolo II de Ginebra, que se construyó para proteger a la población civil y para limitar el uso de la fuerza en los conflictos internos, es signo de la degradación del conflicto interno colombiano. Esta situación es tan preocupante que organismos internacionales como la ONU, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Amnistía Internacional, etc. han llamado la atención a los diferentes actores en conflicto para que respeten los derechos humanos. El no respeto a los derechos humanos puede desembocar en otros conflictos como los conflictos étnicos, que responden a un ambiente de irrespeto al derecho de la diversidad.

Los conflictos étnicos

El movimiento indígena. Los indígenas tienen una larga trayectoria en sus luchas por recuperar y fortalecer la identidad, así como por conservar sus tierras y los recursos que garanticen su subsistencia. Las luchas indígenas difieren según la región y el grupo indígena involucrado. Por ejemplo, los indígenas del Cauca han recurrido a la recuperación de tierras mediante la invasión de territorios y a la organización guerrillera. Los pueblos del norte del país (arhuacos, koguis y arsarios) defienden su identidad y tierras a través de movilizaciones sociales y culturales que buscan rescatar su identidad.

En casi todas regiones donde hay presencia de comunidades indígenas, estas se ven involucradas en el conflicto entre fuerzas armadas, guerrillas y paramilitares; ya que son víctimas constantes del desplazamiento forzado, el reclutamiento forzoso y la desprotección del Estado. Un ejemplo de ellos son los zenúes de Córdoba, quienes padecen constantes abusos por parte de los actores del conflicto armado.

Por su parte los pueblos de la Amazonia y la Orinoquia se enfrentan a los procesos de expansión de la frontera agrícola, que incluye siembra de cultivos ilícitos, con lo cual se ven involucrados en procesos de modernización, como el uso del dinero, que afectan sus patrones de organización social. El movimiento afrocolombiano. Los afrocolombianos enfrentan, diferentes conflictos, que los afecta directamente como un grupo étnico colombiano. Veamos.

- Los conflictos cotidianos. La discriminación y exclusión racial a los que los someten ciertos sectores sociales.

- La pobreza. La mayoría de los afrocolombianos se ubican en el rango de población pobre, lo cual implica mayor discriminación y exclusión social. Éstas se pueden observar en los cinturones de miseria en ciudades como Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Medellín y Cali.

- Corrupción y clientelismo. Muchos de los líderes políticos afrocolombianos han seguido los patrones tradicionales de hacer política, en los que la corrupción y el clientelismo marcan la pauta de los gobiernos locales. Por tal razón, departamentos como el Chocó, se cuentan entre los más pobres y corruptos del país.

- Pérdida de tierras. Las comunidades afrocolombianas pierden sus tierras por la acción de paramilitares, guerrilleros, terratenientes y compañías que explotan en sus regiones recursos naturales (metales preciosos y madera).

La mujer y el conflicto

La lucha de las mujeres por hallar cada día mayor reconocimiento en los diversos aspectos de lo social ha pasado por múltiples etapas, en las cuales han tenido que afrontar el rechazo de sectores tradicionalistas y machistas de la sociedad. Durante la década de los cuarenta, las mujeres lucharon por sus derechos políticos, especialmente el derecho al voto. Más adelante, entre 1970 y 1980, se centraron en demandar la igualdad de ingresos y oportunidades laborales.

El desarrollo económico del país les permitió a las mujeres mejorar su nivel educativo y entrar al mercado laboral en diferentes sectores. Pero estos cambios también aumentaron la brecha cultural y socio económica con las mujeres de los sectores bajos, quienes siguieron siendo discriminadas y excluidas en lo social y en lo cultural.

De otra parte, durante la última década del siglo XX, las mujeres impulsaron reivindicaciones de corte cultural, por ejemplo, el derecho a la sexualidad, al manejo libre y autónomo del cuerpo manifestado en la decisión de abortar o no abortar su embarazo en casos especiales, etc. Estos derechos chocan con visiones culturales patriarcales, machistas y religiosas que descalifican a las mujeres, tachándolas con adjetivos moralistas.

Un frente en el cual la mujer se ha destacado es la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la violencia. Son innumerables los casos de esposas, hijas, hermanas y madres que han sufrido la desaparición, el asesinato, el secuestro, la violación de un ser querido. Por tal razón, han ido surgiendo en el país organizaciones de mujeres que defienden los derechos humanos, y que, en repetidas ocasiones, se han enfrentado a los grupos armados y al Estado utilizando medios pacíficos, tales como las marchas multitudinarias.

Por último, el conflicto también toca los hogares de las mujeres. Allí son objeto de homicidios, abandonos, maltrato físico y verbal que se suman a la violencia social. Las mujeres han afrontado este conflicto construyendo una conciencia social con la cual intentan frenar la violencia intrafamiliar.

Jóvenes, conflicto e identidad

Las generaciones de la segunda mitad del siglo XX vivieron su juventud cuando surgieron los movimientos guerrilleros, los cuales despertaron simpatías entre varios grupos de jóvenes por los objetivos de su lucha.
A diferencia de aquella generación, las generaciones del siglo XXI buscan su identidad por diferentes medios. Los más sobresalientes son la apropiación de ritmos alternativos (funk, rap, ska, reggae, etc.) o estilos de vida asociados con las denominadas culturas urbanas (punk, Emo, góticos, etc.) que utilizan para expresar sus inquietudes sociales, políticas, culturales y religiosas. Desafortunadamente los jóvenes pertenecientes a estas tribus urbanas son juzgados y asociados erróneamente con grupos delincuenciales.


A pesar de ello, los jóvenes no son ajenos al conflicto del país. Entre ellos está el mayor número de víctimas de la violencia que vive Colombia, y algunos de ellos, hacen parte de las Fuerzas Armadas. Otros, por el contrario, ingresan por presión a las filas de la guerrilla o los paramilitares. Esta situación se da allí donde la sociedad colombiana no posee oportunidades laborales y educativas óptimas para el desarrollo y bienestar de los jóvenes.

13 comentarios:

  1. Ushh Me Sirvió Para La Recuperación De Hoy La Bna
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  2. Ushh Me Sirvió Para La Recuperación De Hoy La Bna
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  3. Excelente, nos sirvió para nuestra consulta

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  4. gracias me salvaron el año con ese mapa conceptual

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  5. mi profesor de sociales saco toda la información de acá y nos dejo un taller re largo, que fastidio JAJAJAJA y yo apenas vi pensé que el taller estaba acá resuelto y no. :(

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  6. 3. Las guerrillas se formaron y consolidaron en tres tipos de zonas, en las cuales aprovecharon circunstancias que favorecieron su expansión: de acuerdo a este enunciado especifique las zonas en que se formaron y consolidaron los grupos guerrilleros en Colombia ?

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  7. el conflcto armado en colombia siempre a esto pero la sociedad y estado buscan rutas para miticarlo y poder tener una paz para colombia

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