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El nacionalismo: un fenómeno del que todos participamos
El nacionalismo puede
entenderse como un concepto de identidad experimentado colectivamente por
miembros de un gobierno, de una nación, o de un territorio en particular. Los
nacionalistas se esfuerzan en sustentar una nación basada en conceptos que les
den legitimidad política.
Los primeros precedentes
del nacionalismo comenzaron a aparecer en el siglo XVIII, pues hasta ese
momento, la idea de nación, tal y como se concibe en la actualidad, no se había
formulado. Hasta ese momento, las identidades colectivas basadas en la religión
o en ser súbditos de un mismo rey, prevalecían sobre las étnicas. A partir de
la Revolución francesa se comenzó a utilizar el término nación como sinónimo de
ciudadano, es decir, la nación ya no estaba personificada en la figura del
monarca, la nación la conformaban los ciudadanos.
¿Qué es nacionalismo?
El nacionalismo es una
ideología que se formó durante la segunda mitad del siglo XVIII y la primera
mitad del siglo XIX, período durante el cual estallaron las revoluciones
burguesas en Europa.
El contexto fue el
siguiente: después de la derrota de Napoléon, las monarquías francesas
reconstruyeron el mapa político de Europa lo cual hicieron contra las
nacionalidades y las ideas liberales. A este proceso se le llamó la Restauración y
se caracterizó por defender a las casas reales, a la Iglesia católica y por ser
un movimiento reaccionario.
Contra la Restauración
reaccionaron diferentes movimientos nacionalistas de corte liberal. Estos
movimientos introdujeron y defendieron la noción de soberanía nacional, la
limitación de las facultades de los reyes, las libertades de los individuos, la
división de los poderes -legislativo, ejecutivo y judicial- e hicieron depender
la libertad de la voluntad del pueblo. De esta forma, los nacionalismos liberales
destruyeron el orden instaurado por las monarquías y se constituyeron en la
ideología de las revoluciones burguesas.
Por otra parte, estas
revoluciones buscaban, entre otros aspectos, que los habitantes de una región
se identificaran y diferenciaran por ser miembros de una nación antes que por
ser parte de una monarquía o reino.
Cuando los habitantes de
una región hacen parte de una nación constituyen una comunidad política, la
cual se caracteriza por tener:
Un pasado histórico
común. Entre más antiguo y continuo sea este pasado mucho mejor. Para los
nacionalismos son importantes los grandes hechos del pasado.
Una lengua común y propia que los diferencia de sus vecinos.
Un territorio común en el cual los habitantes tienen una estrecha relación. Este
territorio tiene una continuidad geográfica, es decir, los habitantes
identifican con claridad sus fronteras.
El territorio está unido
a otras dos características que dependen de él:
Raza. En algunos nacionalismos la raza es factor determinante. Por
ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial el nacionalismo alemán reclamó la
pureza de la raza aria, que significaba que quienes eran miembros de la raza
alemana eran superiores a los de otros lugares.
Religión. Igual que la raza, la religión es un factor determinante de
algunos nacionalismos. Es decir, los habitantes de una nación se definen e
identifican por ser católicos, protestantes, musulmanes, judíos o budistas, por
citar algunos ejemplos.
El nacionalismo se
presenta cuando un grupo de personas o líderes de una comunidad social
promueven la defensa de una o varias de las características anteriores como
elementos exclusivos y superiores de su nación en contra de otras.
Es normal que entre los
pueblos y las naciones exista diversidad, lo cual se explica porque tienen
historias, tradiciones, lenguas o creencias distintas. Sin embargo, muchas
veces los nacionalismos hacen de la diferencia entre naciones una forma de
jerarquización social, política y cultural que niega la importancia de la
diversidad.
Clases de nacionalismo
En algunas ocasiones el
nacionalismo tiene expresiones extremas que implican rechazar a toda persona
que no pertenece a una determinada cultura. Esto significa dar paso a la
intolerancia contra el que es diferente, hasta el punto de declarar guerras
para dominar a los que no pertenecen a una nación determinada.
Los extremos de los
nacionalismos han implicado para la humanidad innumerables pérdidas en vidas
humanas y bienes materiales.
Para aclarar este punto
es importante que veamos algunos tipos de nacionalismos que se presentan en la
actualidad.
Centralista. Esta clase de nacionalismo intenta reunir en un Estado-Nación
todos los grupos sociales, étnico s, políticos, culturales, religiosos. Para
lograr lo anterior emplea la fuerza, la coerción, el engaño. Con ello, elimina
las peculiaridades o niega las minorías nacionales.
Separatista. Este nacionalismo responde al centralista promoviendo la
separación del Estado-nacional de aquellos grupos minoritarios que ocupan un
territorio. La razón que presentan los separatistas es que los estados
nacionales no reconocen sus derechos, entre ellos, el de la libre
autodeterminación.
Por voluntad. Defiende la idea de que uno es de la nación que quiere ser. Por ejemplo,
si alguien quiere ser estadounidense vive en Estados Unidos, asimila la cultura
de ese país y adquiere la nacionalidad.
Exclusivista. Contrario al nacionalismo anterior, este promueve la idea de que
los nacionales de un Estado lo son por herencia, porque tiene antepasados de
dicha nación.
Imperialista. Este nacionalismo lo practican aquellas naciones que por su poder
militar y tecnológico dominan otros pueblos o naciones. Cuando esto sucede, en
los habitantes del imperio dominante se fomentan ideas de superioridad sobre
las naciones dominadas. A su vez, en las regiones dominadas los habitantes
tienden a ver a los dominantes como mejores.
Independiente. Se opone a que un imperio domine regiones o pueblos. Para luchar
contra el imperio se crean movimientos anticolonialistas, antiimperialistas,
independentistas que buscan que el dominio del imperio termine.
De Estado. Es aquel que promueve la defensa y pervivencia de un conjunto de valores,
tradiciones y prácticas propias de un Estado-nación.
Pannacionalismo. Este tipo de
nacionalismo implica que diferentes Estados-nación que comparten religión,
cultura y raza impulsen y fomenten la defensa de estos elementos en un
territorio o región determinada.
Nacionalismo y conflictos
bélicos
Hemos
visto cómo los nacionalismos han llevado la acentuación de las diferencias
entre dos o más naciones. A partir de esto, una nación reclama su legítimo
derecho a ejercer dominio sobre otros porque se considera a sí mismo superior.
De esta forma, los nacionalismos han terminado por justificar la violencia como
mecanismo para imponer las ideas y creencias. Tal fue el caso de las dos
guerras mundiales.
Primera Guerra Mundial
Durante los primeros años
del siglo XX los Estados-nación que se formaron durante el siglo XIX competían
entre sí por el dominio de Europa. A este conflicto, por la supremacía de un
Estado-nación, se sumó el que muchos pueblos que no se sentían incluidos en
ellos intentaron conformar sus propios Estados-nación.
Tal el caso de los serbios
que, apoyados por Rusia, intentaron conformar su propio Estado-nación, acción
que fue repelida por el Imperio austro-húngaro que sentía peligrar su hegemonía
en Europa. Luego del asesinato del archiduque austro-húngaro Francisco
Fernando, en junio de 1914 a manos de un activista bosnio, Austria,
respaldada por Alemania, declaró el 28 de julio la guerra a Serbia. Al día
siguiente, Rusia, que apoyaba a Serbia, ordenó la movilización de sus tropas
contra el Imperio austro-húngaro. Tres días después, Alemania declaró la guerra
a Rusia y, en respuesta, Francia declaró la guerra a Alemania.
A los nacionalismos se
sumó la competencia entre países por intereses comerciales y coloniales.
Recordemos que durante los primeros años del siglo XX las potencias europeas se
disputaban el dominio sobre África y Asia. Esta situación llevó a la formación
de dos bandos: la Triple Alianza (conformada por Alemania,
Austria-Hungría, Turquía y Bulgaria) y la Triple Entente (conformada
por Francia, Reino Unido, Rusia, Serbia, Bélgica, Italia, Rumania, Estados
Unidos y Grecia) que, entre 1914-1918, protagonizaron la Gran Guerra o Primera
Guerra Mundial.
El fin de la guerra fue a
su vez el fin de las dinastías reinantes en Turquía, Rusia, Austria y Alemania.
Por otro lado, diferentes
movimientos nacionales impulsaron la formación de nuevos países. Tal fue el
caso de Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Checoslovaquia, el
Reino de los Serbios, los Croatas y los Eslovenos (posteriormente Yugoslavia) y
Hungría. Además, algunos países ampliaron sus fronteras como Rumania, por
ejemplo.
La Primera Guerra
Mundial, antes que acabar con los nacionalismos los incrementó, dando lugar a
versiones extremas como el fascismo y el nacionalsocialismo, movimientos que
impulsaron y alentaron la Segunda Guerra Mundial.
Ideologías nacionalistas
¿Qué es el fascismo?
Este movimiento político,
económico y social de carácter nacionalista, liderado por
Benito Mussolini,
proclama al Estado como la unidad suprema. La ideología fascista se apoya en el
militarismo, demanda obediencia ciega de las masas a sus jefes, se opone al
parlamentarismo, al comunismo, al internacionalismo y a los logros de la
democracia tales como los derechos individuales, el progreso, el bienestar, la
comodidad y la resolución de problemas sociales por vías pacíficas. La
alternativa frente al pluralismo democrático es el totalitarismo político que
implica callar y aniquilar a la oposición.
Otra característica del
fascismo es su pretensión de ser poseedor de la verdad, la cual defiende por
medio de una infraestructura de propaganda que incluye apropiación de los
medios de comunicación, la manipulación del sistema educativo y la movilización
de la juventud. Este tipo de ideología lleva a un nacionalismo agresivo contra
otras naciones o personas que no comparten sus ideas, a una economía
autárquica, es decir, encerrada en la nación, y al desarrollo de un
imperialismo colonialista.
¿Qué es el
nacionalsocialismo?
Este movimiento liderado
por Adolfo Hitler promulgó la construcción del Estado totalitario a través del
cual persiguió y sometió a comunistas, judíos, demócratas y a cualquier persona
que se opusiera al régimen. El nacional socialismo abolió la Constitución
alemana, prohibió todos los partidos políticos y las huelgas. Los sindicatos se
sometieron a una organización central, dirigida por representantes de grandes
empresarios. Este tipo de Estado tenía una policía estatal denominada Gestapo,
cuyos agentes persiguieron a políticos liberales y opositores para conducirlos
a campos de concentración. El Estado totalitario otorgaba facultades para crear
tribunales populares que juzgaban a los "traidores" y ordenaban la
persecución de los judíos. En el plano económico, el nacionalsocialismo favoreció
la reactivación de la producción de armamentos, la conformación de un ejército
numeroso y la construcción de obras de importancia estratégica.
Para enfrentar la crisis
mundial de 1929, Alemania impulsó medidas para que su economía produjera por sí
misma las materias primas y la energía necesarias para la industria; para
lograrlo, este régimen:
- Reestructuró el aparato productivo
orientándolo hacia la industria bélica.
- Otorgó parcelas de 125 hectáreas cada una a
los campesinos sin tierras con el propósito de aumentar la producción
agrícola y crear una clase de pequeños propietarios adictos al régimen.
- Promovió la formación de monopolios económicos
que deberían tener un capital superior al medio millón de marcos.
- Emprendió la construcción de grandes obras
públicas para reducir el desempleo.
- Promovió el desarrollo de la industria
automotriz.
El partido nacionalsocialista nazi y el fascismo aprovecharon muy bien
la situación de inconformidad que existía en Alemania e Italia. Por ello,
promovieron el anticomunismo y el antisemitismo entre la población que más
sufrió las consecuencias de la guerra: campesinos y clase media urbana
compuesta por pequeños comerciantes, artesanos y empleados. Conformaron
partidos con una rígida disciplina que atacaban espacios y grupos que les eran
contrarios. Además, el nacionalsocialismo promovió sus ideas por medio de
campañas de propaganda en los medios.
Segunda Guerra Mundial
La
Segunda Guerra Mundial se desarrolló entre 1939 y 1945 Y enfrentó dos grupos:
los Aliados integrados por Francia, el Reino Unido, Estados Unidos, la Unión
Soviética y China contra las potencias del Eje, lideradas por Alemania, Italia
y Japón.
La semilla
del conflicto: el nacionalismo
Uno de los principales
factores que impulsaron el conflicto de la Segunda Guerra Mundial fue el
sentimiento de frustración del pueblo alemán, que después de la Primera Guerra
Mundial, se vio aislado a partir de los acuerdos dados en el Tratado de
Versalles. Su economía estaba en crisis dado el pago de
indemnizaciones venidas de la Primera Guerra y a ello se sumó la crisis
financiera de 1929. En este contexto, se produjo el ascenso al poder del
Partido Obrero Nacional Socialista, que intentaba recuperar el sitio y
hegemonía de Alemania en el escenario mundial. Este movimiento nacionalista y
totalitario reivindicaba la pureza de la raza aria, el resentimiento contra los
judíos y el odio a la República de Weimar.
De manera semejante, el
sentimiento nacionalista jugó un papel determinante en el fascismo italiano que
vio en la guerra una oportunidad inapreciable para recuperar el antiguo
esplendor del Imperio romano. Otro tanto se dio con el Japón, en donde el
nacionalismo, en el sentido del deber y el honor debido al emperador, se
constituyó en una poderosa motivación para entrar a la guerra.
La Segunda Guerra Mundial produjo innumerables pérdidas en vidas
humanas. En total se calculan 55 millones, 25 millones de los cuales eran
militares y el resto civiles, sin contar 6 millones de judíos asesinados en el Holocausto ocasionado
por los nazis. Pero esto es solo una estimación aproximada, pues las
destrucciones de registros civiles por bombardeos aéreos, la confusión
provocada por los traslados de población, que imposibilita distinguir entre
fallecidos y desaparecidos, y la pérdida de la documentación han impedido un
mayor acercamiento a la cifra real de los muertos.
El
imperialismo europeo en África y Asia, que provenía del siglo XIX, se sustentó
en la idea de la superioridad de los blancos y en la necesidad de explotar
económicamente a las colonias. La situación cambió después de la Segunda Guerra
Mundial, cuando se inició un gran movimiento independentista llamado "descolonización':
Este movimiento tuvo tres
momentos.
- Primeros pasos (1945-1955). Durante estos años, las
antiguas colonias europeas en el Cercano Oriente y en la India iniciaron
su independencia de las metrópolis.
- Conferencia de
Bandung, Indonesia (1945-1975). En ella, los
países del "Tercer Mundo" reclamaron su propio espacio en la
geopolítica, frente a los bloques capitalista y comunista.
- Descolonización del
África Austral, África Central y
Oceanía entre 1975- 1996.
El origen de los
movimientos de descolonización
Las principales causas de
los movimientos de descolonización fueron:
- La pérdida de credibilidad
en el modelo político y económico de las potencias europeas, y por su
responsabilidad en las guerras mundiales.
- El apoyo de Estados
Unidos al derecho de la libre autodeterminación de los pueblos. Esto
presionó a países como Inglaterra para acelerar la independencia de sus
colonias.
- El afianzamiento de
movimientos antioccidentales y de carácter nacional que lograron en poco
tiempo apoyo entre la población. Tal fue el caso del Asiatismo,
Arabismo-islamismo, Negritud, Panislamismo y Panafricanismo.
Una vez concluida la
Segunda Guerra Mundial, movimientos nacionalistas de las colonias de Asia
oriental impulsaron la independencia de los imperios británico, francés y
holandés. Producto de lo anterior, se formaron Estados- nación como India,
Pakistán, Sri Lanka, etc., antiguas colonias británicas. También se
constituyeron como Estados-nación Indonesia y Filipinas, antes colonias de
Holanda y España, respectivamente. A mediados del siglo XX, en África y Medio
Oriente también se conformaron nuevos Estados-nacionales: Israel, Marruecos,
Túnez, Libia, Sudán, Egipto, Siria e Irak lograron la independencia de sus
metrópolis. Precisamente el conflicto entre el Estado de Israel y la Autoridad
Palestina es herencia de la conformación de un Estado y la negación de otro.
Durante la última década del siglo XX, hubo un fuerte movimiento
nacionalista por la desintegración de la Unión Soviética que, desde el fin de
la Segunda Guerra Mundial, estableció en Europa Oriental un férreo control
sobre todo lo que se opusiera al comunismo. Este dominio subyugó diferentes
nacionalismos, como el de los eslavos, que fue sometido al control comunista. La
desmembración de la Unión Soviética sacó a flote estos nacionalismos y con
ello, los Estados de la denominada Cortina de Hierro dieron origen a otros
nuevos.
El conflicto
árabe-israelí
En 1947
las Naciones Unidas dividió el territorio británico ubicado en Medio Oriente en
dos pueblos: palestinos e israelíes. Esta división se conoce como el Plan
de Partición. Un año después se fundó el Estado de Israel en el corazón del
mundo árabe. Este hecho dio origen a un prolongado conflicto que pervive hasta
nuestros días, en el cual se cruzan facetas del nacionalismo: raza, religión,
defensa violenta de territorios, entre otros. Se trata del conflicto
árabe-israelí.
Básicamente el conflicto
entre palestino s e israelíes es por territorio. Los acuerdos de paz de 1967,
1993 y el propio Plan de Partición de 1947, en los cuales se delimitaron las
fronteras de uno y otro Estado, fracasaron porque en ocasiones lo aceptaba una
de las dos partes en tanto la otra lo rechazaba.
Mediante los acuerdos
de Oslo, en 1993, se logró que la Organización para la Liberación de
Palestina, OLP, reconociera al Estado de Israel. Aún así, y a pesar de
innumerables intentos, al día de hoy no se ha podido lograr la paz entre
palestinos e israelíes.
El conflicto
palestina-israelí involucra a toda la región y a las potencias occidentales.
Hasta el momento Israel cuenta con el apoyo de los Estados Unidos, en tanto los
palestinos tienen el respaldo de algunos países árabes y musulmanes,
especialmente Siria e Irán.
Este conflicto ha implicado
siete guerras entre el Estado de Israel y los países árabes, además de dos
Intifadas o levantamientos de la población palestina, situaciones que han
ocasionado miles de muertos y destrucción de edificios públicos y privados,
fábricas y escuelas.
Aspectos claves del
conflicto árabe-israelí
Organización para la
Liberación de Palestina, OLP. Fue fundada en 1964
por líderes de los principales movimientos nacionalistas palestinos: Al Fatah y
los Frentes Popular y Democrático para la liberación de Palestina. Su máximo
líder fue Yaser Arafat. En 1974, fue reconocida por la Organización de las
Naciones Unidas y la Liga Árabe como "Único Representante del Pueblo
Palestina", que suma, en todo el mundo, alrededor de nueve millones de
personas.
Autoridad Nacional
Palestina. Es la forma de gobierno autónomo
reconocida en los tratados de Oslo (1993) entre Israel y la OLP, para
Cisjordania y la Franja de Gaza.
Hamas. Es un movimiento nacionalista islámico que se fundó en 1987. Se opone
a los acuerdos de Oslo, no reconoce al Estado de Israel y busca la creación de
un Estado islámico que incluya el actual Estado de Israel.
Territorios Palestinos. Son dos espacios de tierra (Cisjordania y Franja de Gaza), en el
cual habita población palestina y que, a partir de los acuerdos de Oslo (1993),
son administrados por la Autoridad Nacional Palestina. Estos territorios fueron
ocupados en la guerra árabe-israelí de 1948 por los países árabes (Siria,
Jordania y Egipto) y durante la Guerra de los Seis Días (1967), por Israel.
Los nacionalismos del
siglo XXI
El nacionalismo fue
inspirado por el liberalismo del siglo XIX. Consistió en una corriente política
y social surgida de la Ilustración y ligada a la burguesía
industrial, que defendía la libertad individual dentro de un modelo de Estado
que garantizara
y administrara los
derechos y deberes de los ciudadanos sin interferir en la vida económica y
social. De otra parte, impulsó la formación de los Estados-nacionales bajo las
ideas de nación, pueblo y Estado.
No obstante, el triunfo
del movimiento liberal fue a medias pues aunque se formaron Estados-nacionales,
otras regiones de Europa y Asia continuaron bajo el dominio de imperios de
carácter monárquico, como en el caso del Imperio austro-húngaro. En este
contexto muchos movimientos nacionalistas, especialmente de los Balcanes,
continuaron sus luchas. De tal manera que Europa, a finales del siglo XIX y
principios del siglo XX, era una región que se mantenía con base en pactos
diplomáticos que, sin embargo, no resolvieron los innumerables conflictos.
Las guerras mundiales
fueron la expresión de muchos intereses, pero uno de gran importancia se
relacionaba con las luchas nacionalistas que fueron apoyadas por unas potencias
y contrarrestadas por otras.
Nacionalismos y Guerra
Fría
En el contexto de la Guerra
Fría, que como se ha visto, consistió en la tensión política que surgió
tras la Segunda Guerra Mundial entre EE.UU. y sus aliados, integrados en la
OTAN, y la URSS y los suyos, integrados en el Pacto de Varsovia, se
desarrolló una nueva generación de nacionalismos, la cual correspondió con el
movimiento de descolonización de África, Asia y Medto Oriente.
Estos movimientos nacionalistas
y antioccidentales fueron apoyados en sus inicios por algunas potencias como
Estados Unidos. La pretensión era independizarse para mejorar las condiciones
de vida de los habitantes. Sin embargo, no fue así. Una vez independientes,
parte de los nuevos países de África y Asia se consolidaron dictaduras que
agregaron al nacionalismo el componente étnico; es decir, los conflictos ahora
fueron por raza o por religión.
El afianzamiento de estos
movimientos nacionalistas fue causa de innumerables conflictos y genocidio s
étnicos. Esta nueva versión de nacionalismos, especialmente de África,
constituye una vergüenza para la humanidad, por la constante violación de los
derechos humanos y por la continua agresión a la que fue sometida la población.
Entre los años 1945-1960,
en los países del Tercer Mundo también se impulsó el desarrollismo,
modelo económico que invitaba a los países pobres a alcanzar a los países
desarrollados. El desarrollismo fue el discurso político-económico de muchos
dirigentes políticos de América Latina, Asia y África para superar la pobreza.
El desarrollismo
combinado con nacionalismo produjo en muchos países del Tercer Mundo regímenes
populistas que quebraron economías y dejaron a la población en condiciones cada
vez peores. Los populismos de derecha e izquierda combinaron
discursos nacionalistas con políticas económicas que pretendían favorecer al
pueblo a costa de desajustar las economías, lo que fomentó la corrupción y dio
lugar al surgimiento de caudillos.
En los años noventa, una
nueva versión de nacionalismo surgió en el mundo. Esta versión se caracterizó
por oponer grupos de países con civilizaciones determinadas.
Este fenómeno, también
llamado "el choque de civilizaciones" revivió la lucha entre el
cristianismo de Occidente y el islamismo de Oriente.
África: la inaudita
crueldad de los nacionalismos
Los habitantes de países
como Ruanda y el Congo, en África, han experimentado en los últimos años los
extremos de los nacionalismos.
Ruanda es un pequeño país
que comparte fronteras con Uganda, Tanzania, la República Democrática del Congo
y Burundi. De sus ocho millones de habitantes, el 85% pertenecen a la etnia
hutu y el resto a la etnia tutsi. Estas dos etnias existen por lo menos desde
el siglo IV antes de nuestra era, época en la cual los hutu se reconocían como
agricultores y los tutsi como ganaderos.
Las rivalidades entre los
dos grupos han sido constantes
Después de la
independencia de Bélgica, en 1961, los hutu se hicieron con el poder. Muchos
tutsis fueron exiliado s en los países vecinos y desde ahí conformaron el Frente
Patriótico Ruandés que atacó constantemente a los hutus, provocando
numerosas muertes.
Al inicio de la década de
1990, la situación económica de Ruanda empeoró y los tutsis exiliados
presionaron en el escenario internacional para que se solucionara su situación.
Durante 1994, el avión en el que viajaba el presidente de Ruanda fue derribado,
situación que desencadenó una persecución de las Fuerzas Armadas Ruandesas
contra sus enemigos políticos y étnicos: los tutsi. En 100 días, el conflicto
ocasionó más de 800.000 víctimas, la mayoría de las cuales fue masacrada
violentamente.
Muchos tutsi huyeron en
busca de refugio y protección en campos de refugiados instalados en países
vecinos. El país que más recibió refugiados fue la República del Congo (antes
Zaire). Un año después los refugiados fueron expulsados por las tropas de
Zaire. Algunos regresaron a Ruanda y otros se ocultaron en las montañas.
Nuevamente, se produjo una ola de genocidios, que ninguna autoridad nacional o
internacional controló.
Las investigaciones
hechas por organismos internacionales y periodistas aclararon que los
genocidios no fueron consecuencia del odio entre tribus rivales. Por el contrario,
se estableció que fracciones extremas de hutus promovieron, armaron y
dirigieron masacres sistemáticas contra los tutsi y contra hutus moderados. Es
decir, los genocidios tuvieron un componente étnico y político. Por otra parte,
miembros del Frente Patriótico Ruandés, FPR, integrado en su mayoría por
miembros de la etnia tutsi, masacraron a hutus.
La ONU integró un Tribunal
Internacional para Ruanda que sentenció en 2008 a cadena perpetua al
ex coronel Theoneste Bagasora por instigar el genocidio de 1994, que le costó
la vida a casi un millón de personas. Situación similar a la de Ruanda viven
otros países de África en los cuales los gobernantes se han perpetuado en el
poder, y han hecho que la oposición se arme e inicie sangrientas guerras civiles.
Tal el caso de República Democrática de Congo, Togo, Gabón, Guinea Ecuatorial y
Zimbabue.
El choque entre
civilizaciones
Después de la
desintegración de la Unión Soviética, algunos pensadores sociales, como Samuel
Huntington, difundieron una teoría según la cual el enfrentamiento entre el
mundo islámico y el judeocristiano de occidente marcaría la historia de la
humanidad.
De acuerdo con estos
pensadores sociales, los atentados del 11 de septiembre de 2001 confirmaron
esta teoría. En otras palabras, la destrucción de las Torres Gemelas en Nueva
York representaba la declaración de guerra del Islam al mundo occidental, el
cual equivale a los Estados Unidos.
De acuerdo con esta
teoría del choque de civilizaciones, el mundo occidental es
democrático, libre y próspero; en tanto, la civilización árabe-islámica es
antidemocrática, antimoderna y bárbara. En otras palabras, Estados Unidos y
occidente son la punta del progreso, en tanto que el mundo árabe-islámico
representa el atraso.
La situación política y
económica de algunos países árabes, el conflicto palestino-israelí, los
diferentes actos terroristas provocados por extremistas indican que el choque
de civilizaciones es una interpretación apropiada de lo que está pasando hoy.
De acuerdo con esta
teoría, el tipo de batallas también cambió. Mientras durante las guerras
mundiales las batallas involucraban ejércitos que se enfrentaron en tierra,
aire y mar, en el choque de civilizaciones las batallas son entre una potencia
y un terrorismo que no tiene Estado y que puede actuar en cualquier parte del
mundo. Así la democracia lucha contra el caos representado por el mundo
árabe-islámico.
Nacionalismo
supranacional
Como los nacionalismos
que hemos visto, en la teoría del choque de civilizaciones, Occidente alaba las
virtudes propias y rechaza los que considera errores de los árabes-islámicos.
Es una forma de discriminación, no ya en el plano nacional o regional, sino en
el plano mundial. De esta manera se divide el mundo en dos tipos de
civilizaciones: la buena y la mala.
A Occidente, el mundo
civilizado, le está permitido enfrentar por todos los medios la amenaza del
"mundo bárbaro", al cual se relaciona con el terrorismo. Ello
explica' desde la perspectiva de esta teoría, las invasiones a países del Medio
Oriente, los bombardeos de lugares en los cuales se sospecha hay terroristas;
también, justifica la tortura y la violación de los derechos fundamentales de
personas sospechosas de comulgar con el mundo islámico.
Para los críticos de la
teoría del choque de civilizaciones, esta sobrevalora los valores de Occidente
frente a los de los árabes-islámicos. 'Además, parte de ciertos supuestos de
acuerdo con los cuales los Estados árabes-islámicos son
atrasados, antidemocráticos y bárbaros, lo cual no corresponde con la realidad,
pues en los países árabes-islámicos hay desarrollo y democracia como en los
Estados de Occidente.
Otros críticos consideran
que la teoría del choque de civilizaciones intentó remplazar las ideas
políticas que orientaron la Guerra Fría y justificar las
guerras por el petróleo en Medio Oriente.
Otra forma de fortalecer
esta percepción se presenta al privilegiarse, sobre otros graves conflictos que
se dan en el mundo, hechos como los atentados del 11 de septiembre y el
conflicto árabe-israelí.Nacionalismo e identidad nacional
Lo señalado anteriormente
sobre los extremos de los nacionalismos no quiere decir que los habitantes de
un país no deban sentirse nacionalistas en el buen sentido de la palabra.
Identificarse con un país, su cultura, sus símbolos, su comida, su naturaleza o
sus diferentes grupos sociales es una actitud nacional válida.
El nacionalismo
extremo consiste en creer que la nación a la que pertenecemos es la
única y que dentro de ella todos deben aceptar solo una cultura, religión o
tradiciones.
El caso de Colombia
En el caso de Colombia,
la Constitución Política reconoce y protege la diversidad étnica y cultural.
Por este motivo los diferentes grupos étnicos tienen derechos, así como
deberes, que se reconocen en la Carta Magna.
Veamos de manera general
los grupos étnicos de nuestro país.
Población indígena. De acuerdo con el censo general de 2005, Colombia cuenta con más de 87
pueblos indígenas, los cuales hablan más de 64 idiomas y cerca de 300 formas
dialectales. El número de indígenas en Colombia supera los 700 mil, y viven en
los diferentes departamentos que integran el país.
Los pueblos indígenas
cuentan con organizaciones que los representan como la Organización Indígena
Nacional de Colombia, ONIC, y organizaciones locales como el Consejo Regional
Indígena del Cauca, CRIC.
Población afrocolombiana. Existen cuatro grupos importantes de población afrocolombiana o
negra en nuestro país: la del Pacífico, los raizales del Archipiélago de San
Andrés, Providencia y Santa Catalina, la comunidad de San Basilio de Palenque y
la población que reside en los diversos municipios del país.
Las comunidades
afrocolombianas aportan al país
elementos que enriquecen la cultura nacional. Por ejemplo, en el plano
cultural: la música, las celebraciones religiosas, la comida. La historia de
Colombia y, en general, de América Latina debe mucho a los pueblos indígenas y
afrocolombianos. Así como los indígenas son diversos, los afrocolombianos
también. Por ejemplo, los afrocolombianos del Archipiélago y los de San
Palenque de Basilio, hablan idiomas diferentes al castellano.
Pueblos rom o gitanos. Son comunidades étnicas que comparten un origen común y una larga
tradición nómadas lo que hace que adopten diversas formas de itinerancia. La
organización social de los rom se sustenta en la edad y el sexo. Viven en
unidades de corresidencia y cocirculación que facilitan su movilidad espacial
en los sectores urbanos. Estas unidades reciben el nombre de kumpanias.
Taller:
- Hacer la lectura de la unidad.
- Elaborar, a partir del cuadro de temas, los mapas conceptuales correspondientes a cada tema.
Recursos:
Mapas conceptuales, diagramas, croquis, esquemas...
CmapTools es una herramienta para confeccionar esquemas conceptuales. El objetivo del CmapTools consiste en presentar gráficamente conceptos teóricos.
http://cmaptools.softonic.com/descargar
Vídeos: